United States or Taiwan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Elena al ver al bandido dio un grito penetrante y extendiendo las manos exclamó: ¡Oh por Dios! ¡Por Dios no me secuestre usted...! Ya le daremos todo el dinero que quiera... Déjeme ir a casa... Le traeré todas mis joyas... Déjeme usted por Dios. Clara al oír el grito de su cuñada había corrido hacia el sitio y al encontrarse con el bandido se encaró intrépidamente con él.

Esto es lo que le hacía permanecer en su asiento, defendiéndose con debilidad de una hembra, a la que podía repeler con sólo el impulso de una de sus manazas. Por fin, tuvo que hablar: ¡Déjeme su mercé, señorita!... ¡Doña Lola... que no pué ser!

No digo que no, tía María repuso don Modesto ; pero no me usted cartas en el asunto, y déjeme observar mi estricta neutralidad. No tengo dos caras; tengo la que me afeita Ramón, y no otra. En este momento entró Marisalada en la huerta.

¡Calma, señora, calma! interrumpió el cura, a quien parecía que en aquel momento le hubiesen quitado de encima un peso enorme. Déjeme usted explicarme con Reina. Veamos, ¿qué encuentras digno de alabanza en la conducta de Francisco I? ¡Caramba! pues es bien simple respondí con tono desdeñoso, pensando que mi cura envejecía y empezaba a comprender con dificultad.

Hija mía, ¿qué vas a decir? no entiendes de esto. Señora madre, déjeme usted decirle una cosa que pienso. Está delante una persona extraña y no puedo negártelo. Habla. Pues yo pienso, señora, que Inés es inocente. He aquí, Sr. D. Gabriel, lo que es la limpieza de corazón.

Fortunata tenía su interior tan tempestuoso que no pudo contenerse, y estalló con esa ira pueril que ocasiona las reyertas de mujeres en las casas de vecindad. «Señora, déjeme usted en paz, que yo no me meto con usted, ni me importa la cara que usted tenga o deje de tener.

Y yo, que había jugao contigo de pequeñuelo, creí que eras otra, que te habían cambiao de pronto; y sentí algo en la espalda, como si me arañasen con una navaja; y miré al buen Señor de las Espinas con envidia, porque cantabas para él como un pájaro y para él eran tus ojos; y me fartó poco pa dicile: «Señó, sea su mercé misericordioso con los pobres y déjeme un rato su puesto en la cruz.

Espere usted que me haya convertido en cangreo, y entonces bajarémos juntos. No, señor; no, señor; exclamaba con mucha prisa, como si la ocasion se le escapara de las manos, y sin soltar mis hombros. Es necesario probar la máquina. ¿Qué se diria de nosotros en Madrid, cuando se supiera que no habiamos bajado por miedo? Déjeme usted por el amor de Dios, le contestaba yo sonriendo.

Abner contestó reflexivamente Filomena, déjeme que lo piense: Abner no ha estado chispo desde la última elección. Entonces le hubiese gustado a doña María preguntarle si en tales ocasiones prefería tenderse al sol y si un baño frío era perjudicial, pero esto hubiera provocado una explicación a la que no tenía ganas de dar publicidad.

¡Permítame usted! le dijo él, tratando de abrirse paso. Pero el sitio que dejaba libre el envoltorio era demasiado estrecho, y no podía pasar. Por el otro lado impedían el paso el conductor y el comerciante grueso y rojo. Este último fingía no darse cuenta de que Krilov quería descender. ¡Pero déjeme usted pasar! exclamó Krilov con cólera . Conductor, ¿oye usted? ¡Reclamaré!