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Creo que Beatriz se preocupará bastante menos que usted de esos detalles... Tiene naturalmente gustos elegantes y distinguidos, porque es una gran señora... pero suelen ser las grandes señoras las que mejor saben llevar, si el caso se presenta, una vida modesta y sencilla... Sin embargo, déjeme usted reflexionar un poco.

En este momento entró Celestina con una bandeja cargada de pasteles de perfumes variados, e interrumpió a la Roubinet. Suplico a usted que espere un poco dije a la oradora. Déjeme servir el , pues sentiría mucho no oír a usted. Vaya usted, vaya, Magdalena respondió la Roubinet muy halagada por mi petición.

Déjeme usted en paz con sus botas y sus camisas... Lo que yo quiero es mi equipaje, ¿sabe?... ¿Qué rayos tenía usted que ver con él, ni por qué se ha metido donde no le llamaban? Oiga usted, señor mío, me parece que no hay razón para faltarme exclamó D. Nemesio encrespándose. La culpa ha sido de los dos, señor Puig, me apresuré yo a decir.

Adiós. Vosotros quedaos si queréis.... ¡Jesús! las once y media, no se acaba esto a las dos.... Ana, a quien explicó su esposo el argumento de la segunda parte del drama, prefirió llevar la impresión de la primera que la tenía encantada, y salió con la Marquesa y Mesía. Edelmira se quedó con don Víctor y Paco. Yo llevaré a la niña y usted déjeme a ésa en casa, señora Marquesa dijo Quintanar.

-Si eso es así -dijo Sancho-, vea el señor doctor de cuantos manjares hay en esta mesa cuál me hará más provecho y cuál menos daño, y déjeme comer dél sin que me le apalee; porque, por vida del gobernador, y así Dios me le deje gozar, que me muero de hambre, y el negarme la comida, aunque le pese al señor doctor y él más me diga, antes será quitarme la vida que aumentármela.

Romperé la cabeza á quien quiera oponerse á mi entrada. Si no la veo y la hablo, estallo como una bomba. No me detenga V., P. Jacinto. Déjeme V. salir. El Comendador había abierto la puerta, se había puesto el sombrero, y forcejeaba por salir con el P. Jacinto, que procuraba detenerle.

A ver, Gonzalito, déjeme usted ese sitio; quiero estar al lado de Araceli. El pintor se mordió los labios de coraje. Cuando pocos minutos después llegaron al Escorial estaban allí esperándolos Reynoso y casi todos los invitados que habían asistido a la fiesta.

Guardo estas flores porque tienen para el mérito de venir de sus manos; pero yo no sabría llevarlas con gracia en mi boutonnière, como sus elegantes amigos; estaría ridículo. ¿Por qué? interrogó María Teresa simulando no comprender. Son ideas que usted se hace; déjeme colocarle las flores...

No delante de , al menos replicó un joven, que había oído las palabras del conde de Fuentes. Era Rafael Moncénigo, el cual ostentaba con orgullo las insignias de su nuevo empleo. El barbero trató de contener a su hijo. Déjeme usted, padre mío; mientras mi mano pueda sostener una espada, no se ultrajará impunemente a Farinelli en mi presencia, y el señor me dará una satisfacción.

En seguida bajó los ojos, fingió turbarse, y terminó diciendo: Por Dios, don Quintín, déjeme usted vivir tranquila. Claramente comprendió el vejete que aquella mujer le consideraba como caballero, y además como peligroso. No le faltó más que oírse llamar guapo.