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Les tiene usted mucha manía, D. Cristóbal. Los militares no dejan de ser útiles. ¡Útiles! exclamó el Jubilado encrespándose. ¿Qué utilidad traen, vamos a ver? ¿En qué son útiles? Hombre, mantienen la paz. La guerra es lo que mantienen. Para librarnos de los ladrones basta la guardia civil. Ellos son los que fomentan el malestar y la ruina de la nación.

Pues a recoger la bellota profirió rotundamente después de haberse gozado en tenerlos unos instantes suspensos. ¡Celipe, Celipe, no seas burro! exclamó el tío Leandro con acento severo. ¡Anda! replicó Felipe encrespándose . ¡Pues poco que se recreaba el amo el día de San Eugenio viéndonos cargar con los costales llenos y emborrachándonos dimpués!

Déjeme usted en paz con sus botas y sus camisas... Lo que yo quiero es mi equipaje, ¿sabe?... ¿Qué rayos tenía usted que ver con él, ni por qué se ha metido donde no le llamaban? Oiga usted, señor mío, me parece que no hay razón para faltarme exclamó D. Nemesio encrespándose. La culpa ha sido de los dos, señor Puig, me apresuré yo a decir.

Luego encrespándose de pronto: Es un bribón ¿sabes? un sinvergüenza, que no sabe siquiera guardar el decoro de su mujer. La mayor parte de los días la espera a la salida de San Pascual y la acompaña a pie hasta su casa. En el teatro no le quita los gemelos de encima. ¡Una porquería! Aunque sea un mal marido, que tenga dignidad. Y la pánfila de mi hija, loca, perdida por él. ¡Has visto qué imbécil!

La predicción de don Sabas no tardó en cumplirse. Poco a poco fueron las nieblas encrespándose y difundiéndose, y con ello alterándose y modificándose los contornos de los islotes, muchos de los cuales llegaron a desaparecer bajo la ficticia inundación.

Pero Quino, en quien por desgracia el escepticismo había hecho presa hacía ya largo tiempo, le clavó una mirada escrutadora y dijo con sorna: ¿Sabes, Bartolo, que esa bofetada que soltaste me parece que dió la vuelta antes de llegar á su sitio? ¿Por qué lo dices, puño? preguntó encrespándose el hijo glorioso de la tía Jeroma. Porque tienes la cara como si antes de llegar hubiese rebotado.