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Iban á proceder á la tercera tanda, quando Candido no pudiendo aguantar mas pidió por favor que se le hicieran de levantarle la tapa de los sesos; y habiendo conseguido tan señalada merced, le estaban vendando los ojos, y le hacían hincarse de rodillas, quando acertó á pasar el rey de los Bulgaros, que informándose del delito del paciente, como era este rey sugeto de mucho ingenio, por todo quanto de Candido le dixéron, echó de ver que era un aprendiz de metafísica muy bisoño en las cosas de este mundo, y le otorgó el perdon con una clemencia que fué muy loada en todas las gacetas, y lo será en todos los siglos.

Su familia se encargaría de levantarle una capillita al borde del camino y de ponerle cirios todas las noches. Un simple incidente; algo que se ve todos los días. Pero la policía entrometida no quiso aceptar el suceso con la misma calma que la gente, y prendió á Morales. Una venganza política dijo éste al entrar en la cárcel . Bien se ve que mandan los usurpadores. ¡Como soy colorado!...

Otro que estaba ya borracho levantó la tapa del mostrador y se aproximó al tabernero diciendo con palabra estropajosa: Martinán, estás gordo; déjame tomarte en peso. ¡Vamos, abajo esas patas! dijo Martinán rechazándole. El borracho insistió tratando de abrazarle por las piernas para levantarle. ¡Quieto, Melchor, ó te voy á dar agua de aceitunas para quitarte la borrachera!

Pero él seguía con su romance a cuanto le preguntaba. Viendo esto el buen hombre, lo mejor que pudo le quitó el peto y espaldar, para ver si tenía alguna herida; pero no vio sangre ni señal alguna. Procuró levantarle del suelo, y no con poco trabajo le subió sobre su jumento, por parecer caballería más sosegada.

Y allí, puesto Sancho en mitad de la manta, comenzaron a levantarle en alto y a holgarse con él como con perro por carnestolendas.

La voz meliflua del criollo, así como su acento dulzón, eran para meter espanto á cualquiera. Robledo intentó disuadirle de este viaje, adivinando sus intenciones. Con él se mostró Rojas más explícito. Déjeme, don Manuel; necesito ver á esa ¡mala... tal! que ha querido perjudicar á mi niña. Me contentaré con levantarle las polleras y darle cincuenta golpes con este rebenque, así... así.

Muy cierto es todo eso, mi buena amiga, respondió el magnate, pero tened en cuenta que es muy joven, llena de vida y salud, traviesa y alegre como una niña y que tiempo hay para todo. Sus travesuras van siendo graves por demás y demandan de vos severa corrección. No querréis decir seguramente que llegue yo á levantarle la mano.

Llegó V. á alucinarme hasta el extremo de anhelar yo perderme por salvar á V. ¡Aquél que fué delirio! ¿Pues no llegué á soñar con que, cayendo yo, iba á ganar su alma de V. y á sacarla de la impiedad en que estaba sumida? ¿Pues no me desvanecí hasta el punto de creer que, incurriendo con V. en el pecado, había de levantarle y traerle luego conmigo en la purificación y en la penitencia? ¿De qué artificios no se vale el demonio para envolvernos en sus redes?

El ventero le proveyó de cuanto quiso, y Sancho se lo llevó a don Quijote, que estaba con las manos en la cabeza, quejándose del dolor del candilazo, que no le había hecho más mal que levantarle dos chichones algo crecidos, y lo que él pensaba que era sangre no era sino sudor que sudaba con la congoja de la pasada tormenta.

Los dependientes de la puerta y un caballero que cruzaba a la sazón y se había detenido al oír la disputa acudieron a levantarle. Mientras esta operación se realizaba Nanín pálido y con los ojos extraviados parecía decidido a repetir la suerte. Tristán por su parte, una vez en pie, también quiso arrojarse sobre él. Ambas cosas fueron impedidas por los porteros y el caballero que les auxiliaba.