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-Pardiez -dijo Sancho-, que me ha cuadrado, y aun esquinado, tal género de vida; y más, que no la ha de haber aún bien visto el bachiller Sansón Carrasco y maese Nicolás el barbero, cuando la han de querer seguir, y hacerse pastores con nosotros; y aun quiera Dios no le venga en voluntad al cura de entrar también en el aprisco, según es de alegre y amigo de holgarse.

Tengamos la manga ancha. Disculpemos á Fausto por su desesperación al verse viejo, pobre, desatendido, á pesar de su mucha sabiduría, habiendo gozado poquísimo y en resumidas cuentas sin saber nada á punto fijo después de haberse quemado las cejas estudiando día y noche sin divertirse, sin holgarse y sin echar una canita al aire.

En aquellos días, estaban afanadísimos con los preparativos y el embarque de víveres y de otros bastimentos que por contrata debían hacer y que hacían para la salida de la flota. No bien esta se diese a la vela, se proponían ellos reposar de sus fatigas y recrearse y holgarse en su retiro campestre, con un idilio delicioso y bien concertado.

El marinero se metió sin detenerse en medio de las ruinas, arrostrando la muerte por buscar dinero, con el que encontró se fué á emborrachar; y después de haber dormido la borrachera, compró los favores de la ramera que topó primero, y que se dió á él entre las ruinas de los desplomados edificios, y en mitad de los moribundos y los cadáveres, puesto que Panglós le tiraba de la casaca, diciéndole: Amigo, eso no es bien hecho, que es pecar contra la razon universal, porque ahora no es ocasion de holgarse.

Despues que Inca Yupanqui hubo hecho é dado órden en el año é meses é fiestas que en él se habian de celebrar, y hechos los relojes, habiéndose recreado é holgado en las cosas que habeis oido tiempo y espacio de dos años, el cual tiempo gastó este Señor en estarse en su pueblo, porque los naturales é caciques que á él estaban sujetos tuviesen espacio y tiempo para holgarse en sus tierras del trabajo que habian pasado en el reparo que ansí habian hecho en los arroyos de la ciudad del Cuzco, é porque ansí tuviesen espacio é tiempo de sembrar é coger grandes sementeras, con las cuales se reparasen de comidas é todos proveimientos, é tuviesen con que poder servir é contribuir á la ciudad del Cuzco y á los depósitos que en ella eran; pareciéndole que ya rescibia su persona é los demás algun tanto de pena por la ociosidad que ansí tenian él y los demás, ajuntóse un dia con los principales de la ciudad del Cuzco é díjoles: que ya habia ociosidad; que le parecia que ya era tiempo que los caciques é señores á él subjetos viniesen con sus comidas é bastimentos á la ciudad del Cuzco é trajesen consigo toda la más gente que ser pudiese, porque tenia en acordado de hacer reedificar la ciudad del Cuzco de tal manera, que para perpetuamente fuese hecha y fabricada de ciertos edificios que él en tenia pensado, é que despues que fuesen hechos, ellos los verian; para lo cual era necesario mucha y muy gran cantidad de gente, é que para esto era necesario que saliesen de la ciudad ciertos señores de los que allí en aquella junta con él eran; é que luego allí viesen los que querian ir, porque, con los que quedasen, él tenia necesidad, mientras los que habian de ir fuesen, de hacer é proveer lo que para el tal edificio fuese necesario.

En cuantas historias conozco de hombres que para medrar o para divertirse y holgarse se han dado al diablo, el diablo figura después constantemente al lado de ellos como ayudante o espolique, y no has de ser menos aunque distes muchísimo de haberte dado al diablo. Tendrás, pues, escudero, aunque natural y humano.

Don Antonio Moreno se llamaba el huésped de don Quijote, caballero rico y discreto, y amigo de holgarse a lo honesto y afable, el cual, viendo en su casa a don Quijote, andaba buscando modos como, sin su perjuicio, sacase a plaza sus locuras; porque no son burlas las que duelen, ni hay pasatiempos que valgan si son con daño de tercero.

Asistían en su corte las más gentiles damas y los más discretos y valientes caballeros que entonces había en el mundo. Su ejército era numeroso y aguerrido. Sus naves recorrían como en triunfo el Océano. Los parques y jardines, donde solía cazar y holgarse, eran maravillosos por su grandeza y frondosidad, y por la copia de alimañas y de aves que en ellos se alimentaban y vivían.

Y allí, puesto Sancho en mitad de la manta, comenzaron a levantarle en alto y a holgarse con él como con perro por carnestolendas.

Es el caso que a aquellos señores maestros les pareció que la media hora que hay de lición a lición la ocupaban los estudiantes, no en repasar las liciones, sino en holgarse conmigo; y así, ordenaron a mis amos que no me llevasen más al estudio; obedecieron, volviéronme a casa y a la antigua guarda de la puerta, y, sin acordarse señor el viejo de la merced que me habían hecho de que de día y de noche anduviese suelto, volví a entregar el cuello a la cadena y el cuerpo a una esterilla que detrás de la puerta me pusieron. ¡Ay, amigo Cipión, si supieses cuán dura cosa es de sufrir el pasar de un estado felice a un desdichado!