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Fiado en este hechizo, trazó Leopardi el gracioso y lucrativo proyecto de una compañía o sociedad de oyentes, que se haría pagar por oír a los autores. El filósofo que inventa un sistema, el vidente que percibe al numen agitando su alma, y el poeta a quien el estro hiere y aguija con invencible brío, escribirán sus filosofías, sus poesías y sus visiones, aunque nada les valgan.

Aurelio, estás en tu seso? Antes por estar en él, Soi para tan cruel. Ay desdichado subceso! Es posible que tan poco Valgan mis ruegos contigo? Sin duda que este enemigo Es muy cuerdo, o es muy loco Aparte. Ruin, sin razón ni compas, Nacido de vil canalla, Pensabades ya triunfalla, Holgando sin mas ni mas? Necio, tanta fantasia Pensais que hablamos de veras?

De que los libros no valgan dinero resultará que todos aquellos hombres de entendimiento, que sirven para algo, harán mil cosas útiles y no escribirán.

Pero si nos empeñamos en creer punto menos que invencibles á los mulatos y negros insurrectos y en que se acabó ya la sustancia de que en España se forjaron en otras edades los ilustres guerreros, ni el Gran Capitán que resucitase y fuese por allí atinaría con una inspiración dichosa, ni haría algo de provecho, mientras que con fe tal vez bastaría un clérigo como el licenciado Pedro Lagasca, ya que no se puede suponer que ni Maceo ni Máximo Gómez valgan más que Gonzalo Pizarro.

Pero en el invierno y durante los grandes temporales, no hay reglamentos que valgan. Arrecia el vendaval, suben las olas, la espuma blanquea las Sanguinarias, y los torreros de servicio permanecen bloqueados dos o tres meses consecutivos, y no pocas veces hasta con circunstancias aterradoras.

No hay duquesa, ni marquesa en Madrid, ni emperatriz en el mundo, ni reina ni princesa en todo el orbe, que valgan lo que valen las ideales y fantásticas criaturas con quienes yo he vivido, porque se aparecían en los alcázares y camarines, estupendos de lujo, buen gusto y exquisito ornato, que yo edificaba en mis espacios imaginarios, desde que llegué a la adolescencia, y que daba luego por morada a mis Lauras, Beatrices, Julietas, Margaritas y Eleonoras, o a mis Cintias, Glíceras y Lesbias.

Antes, para proporcionarse algunos de ellos era necesario recurrir á secretarías ó archivos; mas ahora, son pocos los que son tan reservados que ó desde luego, ó á la vuelta de algun tiempo, no caigan en manos de un periódico; y por poco que valgan, pueden contar con infinitas reimpresiones en varias lenguas.

Conviene, pues, crear obstáculos para la producción, a fin de que, costando mucho el producir, valgan mucho también las cosas producidas, y seamos ricos. Imposible parece que tales ideas se sostengan, y hasta que se impugnen con seriedad.

Llegó el tropel de los lanceros, y uno dellos, que venía más delante, a grandes voces comenzó a decir a don Quijote: ¡Apártate, hombre del diablo, del camino, que te harán pedazos estos toros! ¡Ea, canalla -respondió don Quijote-, para no hay toros que valgan, aunque sean de los más bravos que cría Jarama en sus riberas!

Hace pocos días entré en el café de Levante y le vi a usted en un rincón comiéndose una ración de riñones salteados. «¿Ves aquel señor que está en la mesa de la esquina? le dije al amigo que conmigo venía . ¿Qué piensas que está haciendo?» «Comiendo riñones» me contestó . «Pues no señor, está observando, observando siempre; para él no hay riñones que valganNo tanto, amigo Núñez, no tanto.