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La señora Princetot, que se había refugiado en las sombras del templo, había de creerse por completo absuelta... La falta pasada había ya prescrito. El señor Princetot, que no había sospechado nada cuando la infidelidad era patente, sería menos accesible aún a las sospechas hoy, en que la hostelera del Sol de Oro edificaba con su religiosidad a los fieles todos.

Era aquella señora esencialmente gubernamental y edificaba siempre sobre la base sólida de los hechos consumados todos sus planes y raciocinios. «Mira por dónde podríamos llegar a entendernos le dijo una tarde que la volvió a coger a mano para el caso . He sabido que la persona que te trae dislocada no está ya en Madrid. ¿Qué mejor ocasión quieres para emprender la reforma de tu estado interior, que está como una casa en ruinas?

El guitarrista dejó a Luis XVI en el panteón, y saltó a la jota aragonesa. Se lo agradeció Bonis, porque aquello edificaba; era el himno del valor patrio. Pues bien, lo tendría, no patrio, sino cívico... o familiar... o como fuese; tendría valor. ¿Por qué no? Es más, pensó que su pasión, su gran pasión, era tan respetable y digna de defensa como la independencia de los pueblos.

Esto, no obstante, mientras se edificaba la nueva obra, habilitó aquel Seminario, y en él empezaron ya por de pronto a mejorar su suerte los mendigos y los expósitos. Después de vacilar por algún tiempo acerca del sitio que debía ocupar la nueva casa, se decidió por el que hoy existe, con cuyo objeto compró un huerto de los racioneros de San Martín y otro de Don Alejandro Barrachina.

No hay duquesa, ni marquesa en Madrid, ni emperatriz en el mundo, ni reina ni princesa en todo el orbe, que valgan lo que valen las ideales y fantásticas criaturas con quienes yo he vivido, porque se aparecían en los alcázares y camarines, estupendos de lujo, buen gusto y exquisito ornato, que yo edificaba en mis espacios imaginarios, desde que llegué a la adolescencia, y que daba luego por morada a mis Lauras, Beatrices, Julietas, Margaritas y Eleonoras, o a mis Cintias, Glíceras y Lesbias.

Fue Abogado de los Reales Consejos, beneficiado de la parroquia de San Andrés, Arcediano de la Iglesia de Santa María del Mar en Barcelona, Canónigo Doctoral de la metropolitana de Valencia, Censor de la Real Sociedad de Amigos del País, y Caballero gran Cruz de la Real y distinguida orden de Cárlos III: el Rey Don Cárlos IV le nombró Obispo de Teruel y tomó posesión en 10 de Julio de 1795, distinguiéndose desde luego por su celo en colocar a todo su Obispado al nivel de los mas notables de España, y la obra grande de su piedad que hará eterna su memoria en Teruel y su provincia fue, la fundación de la Casa-Hospicio de Misericordia; en ella agotó toda la actividad y desvelos de su celo, trazó los planos un sabio arquitecto de la Academia de Zaragoza, conforme al magnífico diseño de la Casa de la capital y procurando competir con esta en la magnificencia: el Monarca, el Obispo, el Clero, el Ayuntamiento y el Pueblo, todos contribuyeron a dar cima a la obra, cuya primera piedra colocó y bendijo el Señor Rico, el cual después no pasaba día por malo que fuese que no hiciera su visita al sitio donde tan benéfica casa se edificaba.

¡Señorita, por Dios!... No soy yo quien lo dice, sino todo el mundo... Ayer me decía doña Filomena que la edificaba verla a usted oír la misa y comulgar y que daría cualquier cosa porque sus hijas fuesen lo mismo... Y razón tiene para desearlo, porque una de ellas, la última, es de la piel del diablo... ¿Querrá usted creer, señorita, que el otro día arañó a su hermana en la iglesia, sobre si había de confesar una primero que otra?... ¡Bonito arrepentimiento! ¡Si da vergüenza, señorita, da vergüenza el ver cómo andan algunas por la iglesia! ¡Parece que están en su casa! ¡Ay, no se hacen cargo las pobrecitas de que están en la casa del Señor de los cielos y tierra que les ha de pedir cuenta de su pecado!... ¿No le ha enseñado doña Filomena el rosario que le mandó su hermano de la Habana? ¡Es una maravilla!

El virrey Brazo de plata, en cuyo escudo de armas se leía este mote: Ave María gratia plena, sucedió en el gobierno del Perú al ilustre don Melchor de Navarra y Rocafull. «Con igual prestigio que su antecesor, aunque con menos dotes administrativas dice Lorente , de costumbres puras, religioso, conciliador y moderado, el conde de la Monclova edificaba al pueblo con su ejemplo, y los necesitados le hallaron siempre pronto a dar de limosna sus sueldos y las rentas de su casa».

22 Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin exceptuar ninguno; y quitaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y edificó el rey Asa con ello a Geba de Benjamín, y a Mizpa. Con todo eso en el tiempo de su vejez enfermó de sus pies. 24 Y durmió Asa con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David su padre; y reinó en su lugar Josafat su hijo.

Las señoras lo hicieron con una compostura y un recogimiento que edificaba: las ebúrneas manos, donde los diamantes y esmeraldas lanzaban destellos, cruzadas humildemente; la hermosa cabeza hundida en el pecho. Estaban irresistibles. Aunque no fuese más que por galantería, el Supremo Hacedor estaba obligado a concederles lo que pedían.