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Ya verás cómo Zorrilla se muere de hambre, sin que le valgan glorias ni laureles, sin que los favores de príncipes y reyes le hayan sacado de pobre. ¡Ya lo que vas a responderme! ¿Que eso de casarse por interés te parece indigno de un caballero? ¡Escrúpulos pueriles! Ya procederás de modo que tu buen nombre salga ileso. ¿Qué Gabriela no te ama? Espera».

Eso no es cuenta de usted, don Luis, ni debe preocuparle replicó Tristán con mal disimulada irritación . Si el público no acepta mis juicios, yo sufriré las consecuencias de su desvío. Está usted bien pagado, hijo mío, de sus juicios. Cada uno lo está de sus propias obras por poco que valgan. Las hay que lo merecen y las hay también que merecen ser despreciadas por su mismo autor.

Valgan en prueba de esto los Viajes de Guliver de Jonatán Swift. Los leemos cuando niños y nos divierten como cuento amenísimo, lleno de pasmosas aventuras. Y si los volvemos á leer en la edad madura, notamos en ellos amarga sátira, negra melancolía y desconsolador pesimismo. ¿Qué es lo que fundamentalmente había en el alma y en la intención de Swift? No quiero entrar en tales honduras.

Aun prescindiendo de la utilidad intrínseca, seria conveniente dicho estudio para poder juzgar con conocimiento de causa, unas escuelas que, valgan lo que valieren, ocupan una página en la historia del espíritu humano.

Doña Encarnación le interrumpió entonces diciendo: Juanita, nosotros tenemos tan buena opinión de ti, que estamos seguros de la sinceridad y de la firmeza con que prometes pagar; pero si dentro de seis meses no allegas los dineros, o porque tu madre, queriéndote mucho, no quiere darlos, o porque no os pagan vuestros deudores y no lográis vender la casa, tu sinceridad y tu firmeza nada valdrán pecuniariamente, aunque moralmente valgan mucho.

El ingenio de Montalbán claudicaba también por su escasa energía, y por consiguiente, era incapaz de infundir animada vida en los objetos á que se aplicaba; no podía profundizar nada, lo cual, juntamente con su escaso acierto poético, le impedía elegir, entre los objetos que se le presentaban, aquellos conceptos que deben llamar exclusivamente la atención del poeta, y de aquí que lo trivial y lo insignificante sin belleza valgan para él lo mismo que sus contrarios, y que, en vez de mostrar ingenio verdadero y perspicaz, sólo nos ofrezca rasgos de frívola y vulgar agudeza.

Y díganme ustedes, señores franceses: ¿cómo ese cuadro inestimable, esa preciosísima pintura, esa tiernísima creacion cristiana, esa bellísima apoteosis del espíritu del Evangelio: cómo ese mendigo no ocupa un lugar en la sala de preferencia? ¿Creen ustedes que de cien cuadros que se custodien en aquella sala, hay noventa y nueve que valgan más que ese muchacho que está pintado ahí? ¿Creen ustedes que hay un solo cuadro en la sala de preferencia, uno solo, que pertenezca á un arte más extenso y más elevado, á una escuela más bella, más fecunda, más sábia y más grande? ¿Por qué ese huérfano casi divino está oculto aquí? ¿Es pequeño el tamaño de la pintura? ¿Costó poco quizá?

Y luego, sobre todo, cuando las cosas son urgentes y apremiantes, es menester aprovechar los momentos... ¿Pero qué sucede? Suceden muchas cosas: por ejemplo, esta tarde ha estado en mi casa el tío Manolillo. ¿Y qué me importa el bufón del rey? Despacio y paciencia. Quien escucha oye, y cosas pueden oírse que valgan mucho dinero. Sepamos al fin de qué se trata.

Valgan como ejemplo la famosa Sibila Eritrea y más aun la linda hija de un honrado lucumon etrusco que vino acompañándola. Ella cautivó de tal suerte con su gentil presencia y con su mucha discreción a nuestros antepasados, que consiguió la dotasen de pasmosa sabiduría.

Esta frase es hija de la ignorancia: no es que la víctima sea un tonto, no es que haya visto el lazó que le tienden: es que las cosas se le presentan con tal habilidad y con tal disimuló, que no hay previsión ni desconfianza que valgan.