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De antemano sabía que ibas a reirte, y he gozado con que juntos nos burlásemos un poco de las dos.... No tiene Narcisa ningún novio, ¿sabes?, y te querían a ti porque eres rico.

23 Mas ahora teniendo más lugar en estas regiones, y deseando ir a vosotros hace muchos años, 24 cuando partiere para España, iré a vosotros; porque espero que pasando os veré, y que seré llevado de vosotros allá, si empero antes hubiere gozado de vosotros. 25 Mas ahora parto para Jerusalén a ministrar a los santos.

Aprendía con Tasso a sentirme miserable y sublime; sabía lo que Manfredo iba a buscar a las heladas cimas de los Alpes; me lamentaba con Tecla de la felicidad terrestre de la cual yo había gozado, de la vida y del amor, que habían concluido para . Pero, por sobre todo, Ifigenia era mi heroína y mi ideal.

Todo era abultado, inmenso, colosal, en aquella urbe disciplinada; hasta la alegría y la licencia, que habían sobrevenido como resultados del triunfo. Y la mestiza de alemán y de criolla hablaba con nostalgia de la vida nocturna de Berlín, de todo lo que había conocido y gozado en su absoluta libertad de «señorita educada a la moderna».

En los temperamentos como el de nuestra heroína, cualquier señal, por leve que sea, tiene una importancia decisiva. La felicidad que henchía su corazón, brotaba, pues, a su rostro a la vista de todos los que la conocían íntimamente. Pocos seres habrán gozado más en la tierra que Cecilia en aquella temporada.

Es muy hermoso, mi pobre mamá, correr de un lado a otro, ir a todas partes con completa libertad. Yo nunca había gozado de semejante dicha. ¡Pero si viviese!... »Comienzo ya a pasear valientemente por las alamedas. Hasta hace ocho días eran impracticables, porque el jardinero del conde Dandolo es un romántico puro, enamorado del hermoso desorden y de las gracias melenudas.

Tenía veintisiete años, la juventud huía; veintisiete años de mujer eran la puerta de la vejez a que ya estaba llamando... y no había gozado una sola vez esas delicias del amor de que hablan todos, que son el asunto de comedias, novelas y hasta de la historia. El amor es lo único que vale la pena de vivir, había ella oído y leído muchas veces. Pero ¿qué amor? ¿dónde estaba ese amor?

Recordaba el atlot todo lo ocurrido después, con el orgullo del que ha gozado el honor de presenciar un suceso histórico. Habían llegado de la ciudad el juez con su bastón de borlas, el oficial de la Guardia civil y dos señores que llevaban papeles y tinteros, todos con escolta de tricornios y fusiles.

Si habéis gozado la honra de acompañar alguna vez en sus expediciones gloriosas por la carrera de San Jerónimo a uno de estos jóvenes y habéis incurrido en la flaqueza de alabar la hermosura de alguna niña modesta, de seguro le habréis visto fruncir el noble entrecejo, alargar el labio inferior en testimonio de desdén y dejar caer estas o semejantes palabras: ¡Pero, hombre, que siempre te has de fijar en estas cursilillas de media tostada!

Había gozado con delicia el pequeño incidente que puso la modestia de Juan a tan ruda como grata prueba. ¡El abate quería tanto a su ahijado! El más tierno de los padres no amó nunca tanto al más querido de sus hijos. Cuando el anciano cura miraba al joven oficial, muchas veces se decía: El Cielo me ha colmado de bendiciones: soy sacerdote y tengo un hijo.