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Un radical de entonces, que luego se hizo, como es costumbre, hombre conservador y de orden, la compró por un pedazo de pan; y tras servir sucesivamente como depósito de leñas, mesón de arrieros, colegio de niños, café cantante y club revolucionario, vino a albergar una sociedad de baile en la planta baja, una oficina en el principal, y no cuántas habitaciones de pago dominguero en el interior de ambos pisos.

Como en Vegalora y acaso en toda la provincia no había maestro de armas que le enseñase, compró un tratado, y ateniéndose á sus explicaciones y á las figuras que representaban sus grabados, se puso á esgrimir el florete contra las paredes, sin otro resultado que el de romper dos ó tres cristales y tirar un frasco de tinta sobre la mesa.

En el mismo meson habia un prior de Benitos, que compró barato el caballo.

A poco de instalada en su nuevo domicilio, D. Evaristo le compró una buena máquina de Singer, con lo que ella se entretenía mucho. La visita del protector era diaria, pero sin hora fija. Unas veces iba de tarde, otras de noche. Pero siempre se retiraba a su casa a dormir. Convenía que Fortunata tuviese una criada fiel, discreta y de cierta responsabilidad.

Pero ¡quiá! esta mujer ha cedido porque se ha enamorado de . Además, ha llegado a mis manos... como nieve recién caída..., intacta. Lo dicho: acabar de una vez, pero portándome como quien soy. La cosa sale cara: ¡bah! cada uno lo gasta como le da la gana. No tengo potros de carrera, ni bebo, ni compro antiguallas, ni juego. Mujeres, eso . Bueno, ¿y qué? ¿en qué mejor?

Esto, no obstante, mientras se edificaba la nueva obra, habilitó aquel Seminario, y en él empezaron ya por de pronto a mejorar su suerte los mendigos y los expósitos. Después de vacilar por algún tiempo acerca del sitio que debía ocupar la nueva casa, se decidió por el que hoy existe, con cuyo objeto compró un huerto de los racioneros de San Martín y otro de Don Alejandro Barrachina.

Para seguir el carruaje de su amante entre la balumba de ellos en los paseos del Retiro y la Castellana compró un bonito caballo, después de dar previamente algunas lecciones de equitación.

Con la experiencia de lo acontecido á la nao Santa María quiso D. Cristóbal llevar bajeles de menor porte en este viaje que había de ser de exploración por las costa de Tierra-firme y, según refiere el P. Las Casas, compró cuatro navíos de gavia á propósito, el mayor de los cuales no pasaba de 70 toneles ni el menor de 50 bajaba.

Mario le abrazó con efusión. El recinto era espacioso, de techo elevado, lleno de luz. Se trasportaron los útiles inmediatamente, se compró lo que hacía falta y desde la mañana siguiente bien temprano Mario apenas salió de allí más que para dormir.

Se trataba de un precioso servicio de café, de legítima procedencia chinesca, que mi abuelo compró en un puerto del Pacífico, a bordo de un navío inglés que volvía del Celeste Imperio. Era el encanto de la casa. Un día, jugando a la pelota, ¡chas! quedó hecho pedazos. Pues bien, como te iba yo diciendo: prosiguió mi tía, es muy buena muchacha... y te quiere mucho.