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Sólo diremos que los primeros periódicos fueron gacetas: no nos admiremos, pues, si fieles a su origen, si reconociendo su principio, los periódicos han conservado la afición a mentir, que los distingue de las demás publicaciones desde los tiempos más remotos; en lo cual no han hecho nunca más que administrar una herencia.

Dejémonos de niñas: hombres, hombres quiero en mi tertulia; literatos que lean versos, currutacos que sepan de corrido las modas de París, diaristas que nos cuenten todo lo escrito en tres meses por las <i>Gacetas</i> de Amberes, Londres, Augsburgo y Rotterdam; generales que nos hablen de las batallas que se van a ganar; gente alegre que hable mal de la regencia y critique la cosa pública, ensayando discursos para cuando se abran esas saladísimas Cortes que van a venir.

Cuando los comerciantes y mercachifles de Londres sepan por las <i>Gacetas</i> que los ingleses han dado batallas y las han ganado, bufarán de orgullo creyéndose dueños de la tierra como lo son del mar, y empezarán a tomar la medida del planeta para hacerle un gorro de algodón que lo cubra todo. Así son mis paisanos, señoras.

Cuando le llegaron comunicaciones de Buenos Aires y gacetas en que se registraban los ascensos concedidos a los oficiales generales que habían hecho la estéril campaña de Córdoba, Quiroga decía al general Huidobro: «Vea usted si han sido para mandarme dos títulos en blanco para premiar a mis oficiales, después que nosotros lo hemos hecho todo. ¡Porteños habían de serSabe que López tiene en su poder su caballo moro sin mandárselo, y Quiroga se enfurece con la noticia. «¡Gaucho, ladrón de vacas! exclama , ¡caro te va a costar el placer de montar en bueno!» Y como las amenazas y los denuestos continuasen, Huidobro y otros jefes se alarman de la indiscreción con que se vierte de una manera tan pública.

¡Al gran pueblo argentino, salud! Porque estas palabras que nuestra canción nacional recuerda y con las que se nos ha mecido desde la cuna, no las inventó la vanidad del autor, las tomó de Pradt y de la Prensa de Europa, de las gacetas y comunicaciones oficiales de los demás Estados americanos. Todos le llamaban grande, todos se habían complotado a impulsarlo a las grandes cosas.

En las gacetas de Buenos Aires se registra un comunicado virulento, obra suya, escrito contra el Gobierno por haber dictado una providencia sobre fondos públicos que menoscababa el interés de los tenedores, siéndolo él de algunos millones. Más tarde, mejor aconsejado, dió una satisfacción al Gobierno por otro comunicado.

Iban á proceder á la tercera tanda, quando Candido no pudiendo aguantar mas pidió por favor que se le hicieran de levantarle la tapa de los sesos; y habiendo conseguido tan señalada merced, le estaban vendando los ojos, y le hacían hincarse de rodillas, quando acertó á pasar el rey de los Bulgaros, que informándose del delito del paciente, como era este rey sugeto de mucho ingenio, por todo quanto de Candido le dixéron, echó de ver que era un aprendiz de metafísica muy bisoño en las cosas de este mundo, y le otorgó el perdon con una clemencia que fué muy loada en todas las gacetas, y lo será en todos los siglos.

Cuando un conflicto ha pasado, cuando una ventaja se ha obtenido, entonces parten los chasques al interior conduciendo cargas de Gacetas, partes y boletines, con una carta al amigo, al compañero y gobernador, anunciándole que los salvajes unitarios han sido derrotados, que la Divina Providencia vela por la conservación de la República.

Siles no era un escritor extraordinario, pero pocos hombres tenían más jugoso temperamento ni más riqueza de ilusión que este pobre cantor errabundo que ha caído para siempre, sin dinero y sin gloria, y al que las gacetas sólo han dedicado un pequeño lingote de prosa vulgar.

Por último, y esto era lo que causaba más admiración y envidia entre nosotros, en Sama se había abierto recientemente nada menos que un paseo con docena y media de castaños de Indias puestos en dos filas y ocho ó diez bancos de madera pintados de verde, donde los particulares se repantigaban todos los días para leer las gacetas de Madrid.