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Compró, sin regatear, la canastilla, encomendó a los tapiceros la tarea de alhajar el cuarto de su señora, encargó un coche nuevo, eligió dos caballos alazanes de la más rara belleza, y aligeró la publicación de las amonestaciones. El banquete de despedida de soltero que ofreció a sus camaradas, inscrito está con letras de oro en los fastos del Café Inglés.

A su vista aparecen, y van pasando, Elias, Ezequiel, Daniel, Isaías, Amos y los demás profetas, así como los reyes, jueces y príncipes: Melquisedec, David, Moisés, Salomón, y qué yo cuántos más. Todos llevan el rostro inmóvil de la carátula, y en las potencias, aureola o nimbo que coronan sus cabezas, inscrito el nombre de cada uno.

De esta manera, el ancho recuadro de orígen oriental en que está inscrito el arco, pierde la pesadez que ofrece faltando el afiligranado de su fondo, y esplica perfectamente la procedencia del elegante lambel que suele encerrar el arco del décimoquinto siglo, y que es uno de los mas característicos y graciosos ornamentos del gótico florido. Capilla de Sta. Cruz de Jerusalen.

Oía misa todos los días, confesábase a menudo, aunque no tanto como sus amigos pretendían; alumbraba con un cirio en las procesiones o llevaba en hombros alguna imagen cuando los estatutos de la cofradía en que estaba inscrito lo exigían. Era amigo de todos los clérigos, con quienes departía familiarmente en las sacristías.

Ni es necesario fijar aquí el tiempo empleado en el descenso; está inscrito en las crónicas de Bar Sansón. Sólo diré que al cabo de un momento, pareciole a Federico que le salpicaba el barro de las inundadas orillas de Rattlesnake-Creek.

Isidro, a pesar de que no estaba inscrito en «el censo del partido», logró su amistad. Era un muchacho simpático, aunque «ciudadano inconsciente». Cuando usted quiera que consumamos un turno le decía , ya sabe dónde tengo las oficinas: Puerta del Sol, de cinco a ocho de la mañana, en la acera de la botica de Borrell... aunque lluevan chuzos, aunque caigan capuchinos de punta.

Fue esta dama la condesa Amelia, cuyo retrato quería retirar mi cuñada del lugar que ocupaba en la casa de mi hermano; y su esposo fue Jaime, cuarto conde de Burlesdón y vigésimo-segundo barón Raséndil, inscrito bajo ambos títulos en la «Guía Oficial de los Pares de Inglaterra,» y caballero de la Orden de la Jarretiera.

Supongamos que se trata de demostrar que el perímetro de un polígono inscrito en un círculo es menor que la circunferencia, y que se hace el siguiente silogismo: todo conjunto de rectas inscritas en sus respectivas curvas es menor que el conjunto de las mismas curvas; es así que el perímetro del polígono es un conjunto de rectas, y la circunferencia un conjunto de arcos ó curvas; luego el perímetro inscrito os menor que la circunferencia.

Con este género de vida, sucedió lo que debía suceder. Su tutor pues era huérfano le anunció un día, en son fatídico, que todo aquel caminito de rosas lo llevaban directamente y en tren expres á la portería de San Bernardino, santo respetable en el almanaque, pero que, inscrito al frente del establecimiento á que se alude, es capaz de dar un calambre á una pieza de molave.

Cayeron cual jigantes En medio de la gloria: Sus páginas brillantes Abrió la inmensa historia, Y en letras de granito Su triunfo ha sido inscrito Con fúlgido esplendor. Ese pendon miraron Yaciendo moribundos, Del suelo se aferraron Con brazos tremebundos, Cual si al morir peleando La tierra asi abrazando Quisieran defender.