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En efecto, Gerónimo Mercurial, Daniel Le-Clerc, y otros Médicos críticos, no solo han tenido por espureos muchos de los libros atribuidos á Hippócrates, sino que hacen varios Catálogos para separarlos de los verdaderos, asunto que he tratado con extension en mis obras Médicas.

Los dos amigos llegaron hasta Walsch con el objeto de estrechar la mano de Daniel Hirsch, antiguo artillero de marina, que les prometió arrastrar consigo a la gente de su concejo. En aquel sitio, Labarbe dejó a Juan Claudio, que siguió solo su camino.

Su autor era llamado Daniel Israel Lopez Laguna, i era judío español, que logró escaparse de las cárceles del bárbaro tribunal llamado del Santo Oficio. ¿Por qué, señor, te encubres á lo lejos á nuestro ruego en horas del quebranto? Piadosos nos alumbren tus reflejos cuando soberbio el malo causa espanto al pobre persiguiéndole en consejos del tribunal que infieles llaman Santo.

Enciéndese, en efecto, la hoguera, pero las llamas se transforman en rosas. Aparécese entonces el profeta Daniel, y anuncia al orgulloso Rey que Dios le castigará rigurosamente, y que su castigo no cesará hasta que se arrepienta.

Disimulando mal su turbación y enojo, me pedía noticias de mi novia con una insistencia y una melosidad tan empachosa que yo no si hubiera preferido las insolencias del malagueño. Vamos, Sanhurho, no disimule uté ... ¿Es tan guapa como Daniel la ha pintao? Señora, ya le digo a usted que no ha sido más que una broma para divertirse un poco a mi costa.

Y habló el rey, y dijo a Daniel: ¿Eres aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? 15 Y ahora fueron traídos delante de , sabios, astrólogos, que leyesen esta escritura, y me mostrasen su declaración, pero no han podido mostrar la declaración del negocio. 16 Yo pues he oído de ti que puedes declarar las dudas, y desatar dificultades.

¿Regañar?... Me armaron una escandalera atroz... Por supuesto, yo te negué con más desvergüenza que San Pedro a su Maestro... ¡Qué quieres, hijo..., las circunstancias!... Me preguntaron si te conocía... «En mi vida le he visto», contesté. «Pues ha estado en Marmolejo cuando .» «Pues no he reparado en élNo es fácil que se hayan tragado la bola, porque es muy gorda; pero Daniel no debió de decirles nada.

Mandó por cigarros habanos y me regaló un puñado de ellos. A la tertulia de Anguita seguía asistiendo con bastante puntualidad mi ex rival Daniel Suárez. Desde la tarde aquella de la excursión a La Palmera, en vez de aumentar su hostilidad hacia , decreció notablemente. Con buen acuerdo, sin duda, comprendió que la lucha era imposible, y renunció a ella.

Al pasar por delante del hogar agarró un tizón encendido, acción que repitieron los demás de la partida, siguiéndolo de cerca, codeándose, y antes de que Daniel, el asombrado propietario de la droguería, conociera la intención de sus huéspedes, la sala estaba completamente desocupada. Hacía una noche más oscura que boca de lobo.

Otro de los poetas judíos famosos en aquel siglo fué Daniel Leví de Barrios, nacido en Montilla, hijo de un converso llamado Simon, i capitan del rei de Portugal duque de Braganza. Su nombre mientras vivió como cristiano fué don Miguel de Barrios.