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Y sepa que, aunque zafio y villano, todavía se me alcanza algo desto que llaman buen gobierno; así que, no se arrepienta de haber tomado mi consejo, sino suba en Rocinante, si puede, o si no yo le ayudaré, y sígame, que el caletre me dice que hemos menester ahora más los pies que las manos.

¿No sabes, Manuel observó el pastor , que a don Federico no le gustan esas chanzas? Don Federico dijo Manuel, despidiéndose de los novios, que seguían hacia la choza , cuando usted se arrepienta de lo que acaba de hacer, nos juntaremos y cantaremos a dos voces la misma letra.

Y con la tranquila serenidad de los que no tienen por qué ocultar su amor, se besaron ruidosamente, sin fijarse en el asombro de la mujer del ventorrillo que recogió la botella. El cochero, sin aguardar órdenes, arreó los caballos camino de Madrid. Ya tenemos ama murmuraba soltando latigazos a sus bestias . A casa pronto, antes que el señorito se arrepienta.

Antes de mal rayo mueras Primero que pase el dia. Conmigo las has de haber, Y de modo, que te aviso Que dirá el que nunca quiso: Mas me valiera querer. No estés, Zara, descontenta, Dexa el remedio en mi mano, Que á este falso cristiano, Yo le haré que se arrepienta. No es bien que por mal se lleve. Ni bien llevallo por bien. Cese, Aurelio, tu desden. Con eso el falso se atreve.

Enciéndese, en efecto, la hoguera, pero las llamas se transforman en rosas. Aparécese entonces el profeta Daniel, y anuncia al orgulloso Rey que Dios le castigará rigurosamente, y que su castigo no cesará hasta que se arrepienta.

Viendo luego que Antoñona aguardaba con interés a que ella hablase, y deseando desahogarse con quien simpatizaba mejor con ella y más humanamente la comprendía, Pepita habló de esta manera: El padre vicario me amonesta con dulzura para que me arrepienta de mis pecados; para que deje partir en paz a don Luis; para que me alegre de su partida; para que le olvide. Yo he dicho que a todo.

18 Y escribe al ángel de la Iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino, dice estas cosas: 21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido. 22 He aquí, yo la echo en cama, y a los que adulteran con ella, en gran tribulación, si no se arrepintieren de sus obras;

¡Dios quiere darme tiempo para que me arrepienta de mis pecados! ¡No lo olvide, Señor Don Juan Manuel! ¡Les forcé para que se hiciesen a la mar, y con ellos estuve embarcado toda la noche!... La muerte estaba en acecho, y la sentí pasar por mi lado. Estaba en aquella barca de pescadores y en esta casa mía.... Por donde voy descubro las huellas de su paso. ¡He visto sus luces!

Ha sido mi hijo gravemente herido en desafío con el coronel Hugo; ¡tiemblo tanto por su alma como por su vida! yo no quién tendrá razón de entre los dos, pero a los ojos de Dios ambos son culpables; procuraré que Alfonso se arrepienta de la falta cometida; la vida sólo Dios puede quitarla y, es un pecado gravísimo el que los hombres cometen cuando atentan a ella.

La gente popular la miraba con cierta simpatía, como si con sus envilecimientos halagase el instinto igualitario de los de abajo. Las familias ricas y devotas que no podían negar su parentesco con los de San Dionisio, buscado antes como un título de orgullo, decían con resignación: «Debe de estar loca; Dios tocará su alma para que se arrepienta».