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Íbamos a Andújar, resueltos a tomar la ofensiva contra el ejército francés, que al mismo tiempo debía ser atacado por Castaños, del lado de Marmolejo. ¿Y la división de Vedel, cuyos movimientos eran la clave de aquel problema estratégico? La división de Vedel estaba en Andújar el día 16, cuando ocurrió la acción de Menjíbar, que antes he descrito.

El empedrado no es el género en que más se distingue Marmolejo. Por las ventanillas podíamos tocar con la mano las paredes enjalbegadas de las casas.

Nos tenía barriendo hasta que quedaban como un espejo. ¿No sabes que ella también pagó caro el bailoteo de Marmolejo? Se la depuso y se la obligó a pedir perdón de rodillas a la comunidad. ¡Pobre madre? Por culpa nuestra..., quiero decir, por culpa tuya.

De aquella insinuación que me había hecho Suárez en Marmolejo, referente a un señor que dirigía los asuntos de D.ª Tula y vivía con ella maritalmente, no me dijo nada, ni yo me atreví a preguntarle. Después me dijo mirándome a los ojos sonriente: Además, le prevengo a usted que mi prima es rica. Su padre pasaba por tener una buena fortuna.

Hemos sido compañeros de cuarto en Marmolejo hace unos tres meses, poco más o menos... cuando Gloria estaba allí tomando las aguas, ¿sabusté? Era el mismo hombre cínico y displicente. Sus ojillos negros y aviesos bailaban, sonrientes, de a D. Oscar, reluciendo de malicia. Si fuera posible quedar más desconcertado y confuso de lo que estaba, quedaría, seguramente, con estas palabras.

Quién sabe si me tomaría por un mentecato, viéndome en aquella ridícula situación. Por fortuna o por desgracia, vino un suceso inesperado a sacarme muy pronto de ella. Un día, al entrar en el despacho de D. Oscar, me encontré repantigado en una butaca al malagueño que había conocido en Marmolejo, a Daniel Suárez, mi presunto rival en el amor de Gloria. Quedé sin gota de sangre en el rostro.

Tan mal me puse que me resolví en la primavera a ir a tomar las aguas de Marmolejo. Aquí comienza el período de mi vida que he anunciado como interesante. Y en verdad que ya me pesa, pues nada es peor para obtener buen éxito en las narraciones como despertar la curiosidad con promesas halagadoras. En fin, he cometido una torpeza, y es justo que la pague.

¡Ah! ¿No es superiora? respondí distraídamente, no dudando que en aquel cambio alguna parte había tenido el bailoteo de Marmolejo. No, señor; hoy es la última de las hermanas. Pase usted. ¡Arrea! dije para mis adentros, cruzando por delante y metiéndome por la primera puerta que hallé. Phs, phs... Por ahí no; por esta otra puerta.

Según nuestras noticias, Dupont continuaba en Andújar, reforzado por la división de Vedel. ¿Habían trabado acción con nuestro tercer cuerpo y el de reserva, que, pasando el río por Marmolejo, estaban situados en la orilla derecha?

Después de saludar cortésmente al desterrado de Cantillana, y sostener con esfuerzo y coraje una lucha empeñadísima con más de veinte ganapanes que trataban de arrebatarme la maleta, tomé un coche y di al cochero las señas de una casa de huéspedes situada en la calle de las Águilas, que mi sabio patrón de Marmolejo me había recomendado.