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En aquel caserón de la calle de Méjico, que más parecía dependencia de cuartel que habitación de familia, de techo de teja abohardillado y ventanas voladas de gruesos barrotes, vivió, pues, muchos años el viejo don Aquiles, con sus tres hijos: Gregoria, la mayor; Pablo Aquiles, el varón, y Casilda, la menor, no la vida de paz del hogar, seguramente, porque allí se andaba de zarpa a la greña todos los días de la semana, a causa de la mala educación de los hijos y el carácter atrabiliario del padre.

Si el primero no hubiese encontrado asiento, debiera mejor haber estado de pie, porque es preferible llevarse así tres horas á andar á la greña un solo momento... Finalmente, se aplaca la disputa: el que ha pagado su asiento se retira, y ocupa otro que le proporcionan los que han intervenido en la contienda y la han apaciguado.

-Déjelas que se arañen, hermano observó la Justicia; déjelas que se arañen, que ya sabe vuecencia que rabian de verse juntas. Procuremos nosotros no andar también á la greña, y adelante con los farolesMientras esto ocurría, se presentó un gallardo Sustantivo, vestido con relucientes armas, y trayendo un escudo con peregrinas figuras y lema de plata y oro.

De igual modo andaba constantemente a la greña con la planchadora sobre si los puños, sobre si los cuellos, y con la camarera sobre si las botas, sobre si el botón de la levita. La misma D.ª Romana, su respetabilísima patrona, a pesar de su continente digno y talento persuasivo, no se libraba de las amargas recriminaciones del joven, y a veces de sus violentísimos apóstrofes.

La puerta del palacio era pequeña, De cobre, pero fuerte y muy fornida: El quicio puesto, y firme en dura peña, Con fuertes edificios guarnecida. Seguro que del pelo y de la greña, Del viejo del portero, que es crecida, Pudieramos hacer un gran cabestro: Oid pues del viejazo el mal siniestro.

¡Pido la palabra! dijo, saliendo á primera fila, un hombre muy entrado en años, cano de greña, enjuto y ahumado de carnes y ronquillo de voz. Hable Garabiel Pernías díjole el alcalde.

Para la masa devota que cree sin discurrir, son las exterioridades las que diferencian a las religiones entre , y no era preciso que se achicharrase a tanta gente en las hogueras, y que media Europa fuese a la greña en la famosa guerra de los Treinta Años, y que los papas lanzasen excomunión sobre excomunión, para venir a parar a la postre en que una iglesia católica y otra evangélica sólo se diferencian en una imagen y unos cuantos cirios, pues el culto en ambas partes es igual.... Pero vámonos, Gabriel; van a cerrar.

Entonces se enderezaron a una los aludidos, que me parecieron dos gigantes, particularmente el seglar, que metía la cabeza hasta los hombros dentro de la campana de la chimenea; pero ni el Cura se quitó el gorro, ni el otro el chambergazo con que tapaba una parte mínima de la blanquísima greña que se le desbordaba por todo el perímetro de la cabezota.

Puede que sea usted el único que no me dijo en el teatro «buenos ojos tienes». ¡Andaba usted tan embobado con aquélla! Aquí le pareció a don Quintín que para averiguar algo debía emplear juntamente la sagacidad y la galantería, por lo cual añadió: ¿Qué quería usted? ¿Qué anduviese a la greña con todos los que la solicitaban? ¡Buen trabajo! Hubiese tenido que pelearme con ciento y la madre.

Cuando pasaron Castro y su mujer, emprendió una conversación animada acerca de ellos. Ya ves, Mundo; sucedió lo que yo decía. No hace tres meses que se han casado y ya andan a la greña Pepe y su suegro por cuestión de la dote.... Nadie conoce a Calderón mejor que yo.... Si no lo entierran pronto, los pobres se han de ver muy apurados, porque lo que es dinero han de tardar en sacárselo....