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Entonces se enderezaron a una los aludidos, que me parecieron dos gigantes, particularmente el seglar, que metía la cabeza hasta los hombros dentro de la campana de la chimenea; pero ni el Cura se quitó el gorro, ni el otro el chambergazo con que tapaba una parte mínima de la blanquísima greña que se le desbordaba por todo el perímetro de la cabezota.

A veces un corazon inexperto duerme tranquilamente el sueño de la inocencia: sus pensamientos son puros como los de un ángel, sus ilusiones cándidas como el copo de nieve que cubre de blanquísima alfombra la dilatada llanura; pasó un instante; se ha corrido un velo misterioso; el mundo de la inocencia y de la calma desapareció, y el horizonte se ha convertido en un mar de fuego y de borrascas. ¿Qué ha sucedido?

El conjunto del edificio, sorprendente y magnífico, produce una grata emocion en el ánimo: tiene la forma de una cruz, gallarda, esbelta, blanquísima, deslumbrante. El espléndido ropaje gótico que viste, su prodigiosa decoracion de estatuas, sus atrevidas flechas, sus elegantes detalles, sus formas galanas, todo hiere la imaginacion, todo admira y seduce.

La Catedral es lo primero que debe visitarse: blanquísima como una paloma, como de mármol que es toda, gallarda y esbelta, con su rica arquitectura y su prodigiosa decoracion de estatuas, que se cuentan por miles. La catedral de Milan, soberbio y magnífico monumento que el cristianismo ha levantado, es una obra colosal que solo la fe de nuestros mayores pudo construir.

Cuentan los naturales que el arminio es un animalejo que tiene una piel blanquísima, y que cuando quieren cazarle, los cazadores usan deste artificio: que, sabiendo las partes por donde suele pasar y acudir, las atajan con lodo, y después, ojeándole, le encaminan hacia aquel lugar, y así como el arminio llega al lodo, se está quedo y se deja prender y cautivar, a trueco de no pasar por el cieno y perder y ensuciar su blancura, que la estima en más que la libertad y la vida.

Su fresca boca, generalmente seria, se entreabría de cuando en cuando para lanzar por entre su blanquísima dentadura una pronta y alegre carcajada, que su encogimiento habitual comprimía inmediatamente; porque nada le era más repugnante que llamar la atención, y cuando esto le sucedía, se ponía de mal humor.

Uno de los mas bellos ornamentos de la capital del Piamonte para , es natural, y nada debe á los hombres. Hablo de los magníficos Alpes, siempre portentosamente admirables, con su secular cabellera de blanquísima nieve. El nombre de la nacion indica sobradamente la situacion de los Alpes en Turin: Piamonte, es decir, al pié de los montes.

En lo alto, cerca de los pináculos de piedra blanquísima, mostrábanse las campanas tras de enormes rejas, como pájaros de bronce en jaulas de hierro. Tres campanadas graves, anunciando que la misa mayor estaba en su momento más solemne, retumbaron en toda la catedral. Tembló la montaña de piedra, transmitiéndose la vibración por naves, galerías y arcadas hasta los profundos cimientos.

Blanca, blanquísima, pelinegra y ojinegra, gruesecita, de mediana estatura, si no se descubría en ella esa distinción, esa delicadeza que tanto realza á la hermosura, no podía negarse que era hermosa, muy hermosa, pero con una hermosura plebeya, permítasenos esta frase.

Desde antes de terminar el concierto habían hecho rancho aparte, en un rincón de la sala; y allí estaba la alemana enseñándole el alma, y un poco, bastante, de la blanquísima pechuga, al acaramelado mayordomo, futuro administrador de la fábrica de productos químicos.