United States or Mauritania ? Vote for the TOP Country of the Week !


Las razas que alternativamente se apoderan del trono cordobés, no dejan en la mezquita la menor huella: pasan todas por delante de la gran fábrica silenciosa, como las espumantes olas de un rio desbordado que con imponente murmullo se empujan sin batir la dura peña de la orilla; y el incomparable edificio de los Abde-r-rahmanes y Al-hakemes se mantiene intacto, sin que al parecer introduzcan modificacion alguna en él los almoravides ni los almohades, esperando el término del castigo que sufre la grey de Cristo y el momento de volverse á enarbolar la triunfante enseña de la redencion sobre las columnas que habian sustentado el templo de Jano .

Al cabo el ferrocarril se aproxima tanto á la catarata que se percibe el ruido de sus remolinos espumantes; el tren penetra en un pequeño túnel, pasando bajo las rocas que sostienen un antiguo castillo, y al salir de la caverna artificial el viajero se siente sorprendido, hallándose sobre el puente de hierro que atraviesa el Rin en el punto donde se pronuncia el raudal que determina la catarata.

De trecho en trecho se destacan peñascos colosales ó picachos abruptos, ó bien se producen altísimas murallas tajadas verticalmente, donde se ven con mucho interes, ora las grandes vetas brillantes y azulosas de las rocas graníticas, ora las severas estratificaciones de los sedimentos de caliza y arenisca, ó los complicados relieves de pizarra ó rocas esquistosas, ora, en fin, los verdes festones de lianas y helechos descolgándose sobre los abismos, ó los lucientes matorrales de encinas enanas que vegetan en las sinuosidades de los cerros, flotando al viento como si se desprendiesen de las rocas para volar sobre las ondas espumantes del riachuelo.

El rayo brillará en los aires, los rios proseguirán en su magestuosa carrera, los torrentes se precipitarán con la misma rapidez, la soberbia cascada saltará del altísimo risco, desplegando sus variados lienzos, y sus espumantes oleadas.

Y el mar, que bajo la sombra del vapor era oscuro como la noche, del lado del oriente brillaba como un inmenso espejo, agitando sus escamas en un vaiven interminable que multiplicaba los efectos de luz en las cimas de las olas, y las medias tintas y las sombras fugitivas en los intersticios momentáneos abiertos al quebrarse las grandes moles cristalinas y espumantes.

A la derecha, al N.-O., se ve el valle superior del Aar ó de Hasli, la entrada del turbio rio al lago, y Brienz y algunos otros pueblos; á la izquierda, el lindo valle de Interlaken, y mas léjos el lago de Thun; al frente, una inmensa fortaleza de montañas de rústica majestad; en el fondo, la extension total del lago, silencioso, dormido y solitario, que parece como indiferente á la cólera del torrente de Giessbach que le lanza sus chorros espumantes, y cuya tranquilidad engañosa fascina al viajero maravillado, que á la sombra de los abetos contempla el abismo de esmeralda líquida que tiene á sus piés.

Cuando lanzó el Taal la furia de sus fraguas brotaron de sus cráteres tus impetuosas aguas, y sobre sus burbujas tenues borlas de enaguas se arrastraron las casas cual débiles piraguas. Tus hermosas cascadas, al caer espumantes, engarzan en el aire millones de diamantes, y en las noches parecen sus rugidos vibrantes monótonos quejidos de fantasmas errantes. ¡Madre, madre laguna!

Las olas me hacían el efecto de un espantoso mob, de un horrible populacho; no hombres, sino perros ladrando, de miles y miles de dogos rabiosos, ó más bien, dementes... ¿Qué estoy diciendo? ¿Perros? ¿Dogos? no era esto, no; sino execrables é innominadas apariciones, bestias sin ojos ni orejas, sin otro órgano que sus espumantes bocazas.

Honda, con sus escombros sublimes, quebrantados sepulcros de una antigua opulencia, sus saltadores y ruidosos rios, espumantes como cataratas, sus altas palmeras entretejidas en flotantes pabellones, sus siempre verdes y suntuosas arboledas que bañan en las ondas la crespa y abundante melena, sus cerros escarpados y en anfiteatros, de eterna soledad, y sus llanuras de esmeralda cuyas altas gramíneas sacuden en el estío los recios huracanes; Honda, la reina destronada, sombra de su lejano esplendor; se presentaba á mis ojos con su manto azul y sus ruinas cubiertas de parásitas, mas triste y mas hermosa que nunca.

Es un rio sin principio visible, rio de torbellinos y borbotones espumantes y de rocas de hielo desprendidas de los abismos interiores, que salta en ondas frenéticas sobre un lecho de pedriscos grises y arenas graníticas, haciendo un ruido ensordecedor que contrasta mucho con la majestad silenciosa de la gran fábrica helada de torrentes.