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Sin poner en cuenta los temporales, los huracanes, las polvaderas por un lado, la falta de agua, de abrigo y de recursos por otro, son imponderables las dificultades que presenta el vado de los infinitos arroyos y cañadas que inundan todo el camino; sobre todo el de los rios de Santiago, del rio Pasage, del Tercero de Córdoba en el verano, de los arroyos de Buenos Aires en el invierno.

Este fue el primer discurso de Martí y la primera demostración pública de su talento y su carácter irreductibles. Hay hombres que vienen al mundo como los huracanes y las avalanchas, purificando y retumbando desde que nacen. Así Martí. Diez y seis años contaba entonces, «el bozo en flor y el pájaro en el alma» y España quiso matarlo.

Arma poderosa para combatirla fue la ardiente caridad con que la Regenta se consagró a defender y consolar a De Pas cuando sus enemigos desataron contra él los huracanes de la injuria, que Ana creía de todo en todo calumniosa. La idea de sacrificarse por salvar a aquel hombre a quien debía la redención de su espíritu, se apoderó de la devota.

Es profunda la emocion que se siente, en la parte superior de la torre, bajo aquella mole de piedra, que pudiera llamarse trasparente, puesto que desde el fondo del piso se alcanza á registrar con la mirada la vasta campaña de Freiburgo, al traves de los espacios que el arquitecto dejó entre las cintas de gres que, formando como un encaje colosal de filigrana, se reunen en la cúspide, presentando al soplo de los huracanes la construccion mas frágil y delicada en apariencia.

Le hizo contar Elena cómo era su vida en el desierto patagónico, inmensa llanura barrida en invierno por huracanes fríos que levantan columnas de polvo, y sin más habitantes naturales que las bandas de avestruces y el puma vagabundo, que, cuando siente hambre, osa atacar al hombre solitario.

Un día de gran calor, Manos Duras montó á caballo para ir al pueblo á hacer unas compras. Era en las primeras horas de la tarde. Los habitantes europeos de la Presa, al mirar el almanaque, pensaban en la nieve y los fríos huracanes de sus países, que estaban todavía en pleno invierno.

En algunos terrenos, siembran trigo en pequeña cantidad, de el que se cosechará unos 600 picos que venden á 3 pesos, en los mercados de Santa Cruz. De maíz, se han hecho algunos ensayos: se coge mucho cacao y se cogiera más, si no fuera por lo que esta planta padece con los huracanes. La ganta, ó sea medio celemín colmado de cacao, se vende á 3 pesos.

Tranquilo y fuerte el hombre, en medio del peligro imaginaríase si acaso no pueden oponérsele medios de defensa regulares también. En una palabra, si la tempestad llegase á constituir una ciencia, ¿no podría crearse un arte de salvación? ¿Un arte para evitar los huracanes, y aun aprovecharse de ellos?

Le envolvieron los huracanes fríos de la altiplanicie, que parecían levantados por las alas de aquel demonio glacial, señor del desierto, de que hablaba el indio boliviano.

¡Qué Ojeda! murmuró Isidro mirando por los cristales . Veremos en qué viene a parar toda esta música. Sintióse sin fuerzas para seguir paseando por la cubierta. El calor había dispersado a las gentes. Todos gozaban la frescura de la siesta, ligeros de ropa, en el interior de sus camarotes o en los encontrados huracanes de los ventiladores del fumadero.