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Honda, con sus escombros sublimes, quebrantados sepulcros de una antigua opulencia, sus saltadores y ruidosos rios, espumantes como cataratas, sus altas palmeras entretejidas en flotantes pabellones, sus siempre verdes y suntuosas arboledas que bañan en las ondas la crespa y abundante melena, sus cerros escarpados y en anfiteatros, de eterna soledad, y sus llanuras de esmeralda cuyas altas gramíneas sacuden en el estío los recios huracanes; Honda, la reina destronada, sombra de su lejano esplendor; se presentaba á mis ojos con su manto azul y sus ruinas cubiertas de parásitas, mas triste y mas hermosa que nunca.

Una inmensa alfombra de gramíneas rizadas cubre las orillas del canal, y sobre ese interminable feston, agitado por las brisas, se mecen las palmas elegantes de las gramíneas arbóreas, entretejidas por cortinas flotantes de parásitas y flores, que forman sobre la cabeza del viajero una bóveda sombría, poblada de perfumes desconocidos y de indefinible belleza artística.

Cada patio tiene en el centro una preciosa fuente de mármol con surtidores que refrescan el aire, y en todo el recinto se ven grandes jarras de gaspe, de porcelana, etc., conteniendo arbustos delicados, macetas de jazmines, rosas y claveles, naranjillos en flor, enredaderas ó parásitas, que embalsaman aquella atmósfera embriagadora.

En las faldas del Mayon crecen adheridas á las rocas ó abrazadas á los añosos troncos gran variedad de orquídeas y parásitas, á las que llaman dapos los naturales. La leyenda, la poesía y la medicina tienen en aquellas especies maravillosas páginas.

El visitante puede hacer un verdadero estudio de la botánica cosmopolita, siguiendo paso á paso los grupos científicamente preparados al aire libre ó en invernáculos, dentro de las aguas de los estanques pintorescos de agua dulce ó marina, ó sobre los emparrados, enrejados y techos que les dan protección á las lianas, enredaderas parásitas y plantas trepadoras de todo género.

Por eso el humilde molino, aun cuando su base esté carcomida y sus paredes pobladas de plantas parásitas, me inspira veneración; gracias á él, millones de seres humanos no están ya tratados como bestias de carga; han podido erguir la cabeza y ganar en dignidad al mismo tiempo que en felicidad. ¡Qué recuerdo más encantador conservamos del pequeño molino de nuestra aldea!

Diez años de abandono habían endurecido la tierra, haciendo brotar de sus olvidadas entrañas todas las plantas parásitas, todos los abrojos que Dios ha criado para castigo del labrador.

Parecía que la leñosa corteza se le iba cayendo, poco a poco, al marqués, y que su corazón bravío y egoísta se inmutaba, dejando asomar, como entre las grietas de la pared, florecillas parásitas, blandos afectos de esposo y padre. Si aquello no era el matrimonio cristiano soñado por el excelente capellán, viven los cielos que debía asemejársele mucho. Julián bendecía a Dios todos los días.

Limitábanlo, de una parte, las tapias de la iglesia; de otra, tres murallones revestidos de hiedra y plantas parásitas; y la puerta, fronteriza a la de entrada por el atrio, la formaba un enverjado de madera, al través del cual se veía diáfano y remoto horizonte de montañas, a la sazón color de violeta, por la hora, que era aquella en que el sol, sin calentar mucho todavía, empieza a subir hacia su zenit, y en que la naturaleza se despierta como saliendo de un baño, estremecida de frescura y frío matinal.

Y toda la gente de la huerta, hasta las mujeres y los niños, parecían contestar con sus miradas de mutua inteligencia: «; á verLas plantas parásitas, los abrojos, comenzaron á surgir de la tierra maldita que el tío Barret había pateado y herido con su hoz la última noche, como presintiendo que por culpa de ella moriría en presidio.