United States or Iraq ? Vote for the TOP Country of the Week !


Así como el Corregidor la vió, mandó al huésped que cerrase la puerta de la sala; lo cual hecho, el Corregidor se levantó, y tomando el candelero que Costanza traía, llegándole la luz al rostro, la anduvo mirando toda de arriba abajo; y como Costanza estaba con sobresalto, habíasele encendido la color del rostro, y estaba tan hermosa y tan honesta, que al Corregidor le pareció que estaba mirando la hermosura de un ángel en la tierra; y después de haberla bien mirado, dijo: Huésped, ésta no es joya para estar en el bajo engaste de un mesón.

Es verdad, es verdad gimió angustiado el profesor . ¡Dioses poderosos! ¡Y no poder estar yo al lado de usted para defenderle durante su sueño! ¿Qué hacer?... Se preguntó esto varias veces, convenciéndose al fin de que lo primero que debía hacer era marcharse, pues el miedo le hacía insufrible su permanencia allí. Temía ser sorprendida en su regreso á la capital si dejaba que cerrase la noche.

Llegó el caso de prohibirle que hiciese por solo ningún medicamento de cuidado. «¡Carambita!, hijo, si da usted en confundirme los alcoholatos con las tinturas alcohólicas, apaga y vámonos. Este frasco es el alcohol de coclearia, y este otro la tintura de acónito... Vea usted la receta y fíjese bien... Si seguimos así, lo mejor sería que doña Casta cerrase el establecimiento».

Siento muchísimo habérselo proporcionado replicó Samper con sonrisa sarcástica . No deje usted de decírselo de mi parte y de darle las gracias igualmente por haber impedido que abrazase por última vez a mi padre y le cerrase los ojos... Aquí la voz se le anudó en la garganta al pobre hombre y rompió a sollozar.

No por esto osaba aproximarse, como si una irresistible timidez le cerrase el camino de la finca mientras brillaba el sol. Desde que era pretendiente no podía presentarse como amigo. Su llegada podía resultar embarazosa para la familia de Pep. Temía que la muchacha se ocultase al verle.

Bien pudiera ser que allí se cerrase por completo la herida de su corazón. Había que probarlo al menos. De otra parte la aterraba lo desconocido, las monjas... ¿cómo serían las monjas?, ¿cómo la tratarían? Pero Nicolás se adelantó a sus temores, diciéndole que eran las señoras más indulgentes y cariñosas que se podían ver.

Por un lado las torres estaban completas y los muros ostentaban ventanales gemíneos con vidrieras de colores. En el extremo opuesto se pudría el maderamen de los andamios; las paredes, sin terminar, descendían en ángulo recto, y el viento y la lluvia penetraban en los futuros salones, faltos de un cuarto muro que los cerrase, completamente visibles como los decorados de teatro.

La abuela no había comprendido ciertamente a Francisca en la invitación, pero la curiosilla desempeñó perfectamente bien el papel de aficionada a antigüedades, y hasta tomó cierta expresión profunda al hablar de arqueología, todo para ablandar a la abuela y conseguir que no se le cerrase la puerta... El señor Baltet parecía ver con placer las diversas evoluciones de Francisca.

Entonces el leonero, menudamente y por sus pausas, contó el fin de la contienda, exagerando, como él mejor pudo y supo, el valor de don Quijote, de cuya vista el león, acobardado, no quiso ni osó salir de la jaula, puesto que había tenido un buen espacio abierta la puerta de la jaula; y que, por haber él dicho a aquel caballero que era tentar a Dios irritar al león para que por fuerza saliese, como él quería que se irritase, mal de su grado y contra toda su voluntad, había permitido que la puerta se cerrase.

Hizo entonces el otro jesuita que el padre Mateu se volviese a Loyola antes que cerrase la noche, acompañándole don Federico en el coche que esperaba, y los dos ancianos, los dos moribundos, separáronse sin pesar, como dos amigos que en el dintel de un palacio en que han de entrar por puertas distintas se estrechan la mano diciéndose: ¡Hasta luego!...