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El Cantar de los Cantares es un idilio, una égloga, un poema de amor, donde el amado y la amada se requiebran de lo lindo, se dicen mil ternuras, se hacen mil finezas, se ensalzan y describen menudamente y con morosa delectación los primores y gracias corporales de él y de ella, y se pintan los goces que han de lograr o ya logran ambos, besándose, abrazándose y queriéndose mucho.

Así que conociendo ellos tan menudamente el estado de los príncipes, en su ánimo i estimacion les disminuyen el crédito, i con otros principes i el pueblo les quitan la reputacion, á los que ellos quieren hacer odiosos, i finalmente alborotaban y levantaban sus tierras, y tanto mas, cuanto por el mismo camino de las confesiones conocen lo mas íntimo de los ánimos de los vasallos, y saben el que es bien afecto al principe, y el que está mal satisfecho, y descontento; de donde por las relaciones que tienen de las cosas de estado, pueden fácilmente sembrar cizaña entre principes y ocasionarles mil sospechas y recelos.

Traté de consolarla con toda la elocuencia de que era capaz, hundí a la tía en el abismo más negro del infierno, y demostré a Marta menudamente que ella había nacido para desempeñar en la casa de Roberto el papel de ángel bienhechor. Pero todo fue inútil, no conseguí hacer revivir su fe en misma; el golpe la había herido demasiado profundamente.

Ha, ha, dixo para , si quiere el ángel Ituriel exterminar á los Persas, también tiene que exterminar á los Indios el ángel de las Indias. Habiéndose informado luego mas menudamente de quanto en ambos exércitos habia sucedido, supo acciones magnánimas, generosas y humanas, que le pasmáron y le embelesáron.

No comprendía que un hombre tuviera que descender a estos oficios habiendo tantas mujeres en el mundo, y se informaba menudamente de las particularidades de la vida de colegio; cómo los trataban, qué comían, a qué hora se acostaban, quién les hacía las camas, les lavaba la ropa y se la planchaba; si los colchones eran duros o blandos, si bebían vino, cuántas veces a la semana les mudaban las toallas, etc., etc.

Entonces el leonero, menudamente y por sus pausas, contó el fin de la contienda, exagerando, como él mejor pudo y supo, el valor de don Quijote, de cuya vista el león, acobardado, no quiso ni osó salir de la jaula, puesto que había tenido un buen espacio abierta la puerta de la jaula; y que, por haber él dicho a aquel caballero que era tentar a Dios irritar al león para que por fuerza saliese, como él quería que se irritase, mal de su grado y contra toda su voluntad, había permitido que la puerta se cerrase.

Ramiro observaba menudamente aquellos hacinamientos de capas verdachas y parduscas. Entretanto, sentado a su derecha, el espadero le miraba de hito en hito, como si deseara entablar amistad. Por fin, en voz muy baja y señalando el arma que Ramiro llevaba suspendida del talabarte, prorrumpió: ¿Da licencia el caballero para mirar en la mano esa hermosa espada que lleva?

Fuerza era que en tan deliciosos cuidados te asaltase la ocasión del amor; pero en tu carta, imponiéndome menudamente de lo que juzgas por más sustancial, callas, acaso con malicia, la relación más interesante para tu amigo.

En los mapas particulares veis menudamente lo que es un reino, ó una provincia en si misma; en los universales aprendeis á fijar estas partes del mundo en su todo; en una palabra, veis la parte que ocupa Paris ó la isla de Francia en el reino, la que el reino ocupa en la Europa, y la que la Europa ocupa en el universoPues bien: la oportuna y luminosa comparacion entre el Mapa mundi y los particulares, se aplica á todos los ramos de conocimientos.

Referir aquí menudamente los autos de fe hechos por la farisáica Inquisicion contra los judíos en los siglos XVI, XVII i XVIII no es mi propósito, porque á mas de lo dificultoso de la empresa vendria á caer en prolijidad, i así solo me contentaré con citar aquellos en que salieron á recibir la muerte algunas personas principales, ó algunas que desafiando las iras del tribunal persistian al morir en su lei.