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Este que apenas principia á estudiar, da con un tratado de filosofía y lee en voz alta, inocentemente y acentuándolo mal el principio cartesiano: ¡Cogito, ergo sum! El cojo se da por insultado, los otros intervienen poniendo paz pero en realidad metiendo cizaña y acaban por pegarse.

29 Y él dijo: No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo. 31 Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que tomándolo un hombre lo sembró en su campo;

En los terrenos feraces, si se siembra trigo y se cultiva bien, el trigo nace en abundancia; pero no dejan de nacer cizaña y otras yerbas perniciosas; y, sin embargo, no es razón que, a fin de evitar que la cizaña nazca, se quede por cultivar el terreno y no se eche en él buena simiente.

La antigua reina del Guadalquivir, que ya solo cobra de este gran rio el tributo de sus aguas sin cansarle con sus bajeles, se ofrecerá á tus ojos como un mayorazgo arruinado que pasa la vida en magestuosa holganza instalado en su espaciosa casa solariega, de cuyas paredes penden empolvadas, desgarradas y descoloridas tapicerías, en otro tiempo magníficas, y entretenido con los ahumados retratos de sus abuelos mientras las goteras acaban de arruinar sus artesones, y en tanto que sus tierras yacen abandonadas á la cizaña, á la oruga y á la langosta.

26 Y cuando salió en hierba e hizo fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Y llegándose los siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28 Y él les dijo: El hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos?

38 y el campo es el mundo; y la buena simiente son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del malo; 39 y el enemigo que la sembró, es el diablo; y la siega es el fin del siglo, y los segadores son los ángeles. 40 De manera que como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo. 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

La cizaña puede ahogar el trigo y no habrá buena cosecha si el haza no se escarda y no se limpia de mala hierba con el almocafre, mientras que, por el contrario, casi es indispensable que el espíritu humano produzca millares de cosas pequeñas y deformes, para que brote de entre ellas una que sea hermosísima y grande, predestinada por su valer á vida inmortal y gloriosa.

Y sobre la entonación de las coplas metió el Cojuelo tanta cizaña entre los ciegos, que, arrempujándose primero, y cayendo dellos en el pilón de la fuente, y esotros en el suelo, volviéndose a juntar, se mataron a palos, dando barato , de camino, a los oyentes, que les respondieron con algunos puñetes y coces. Y como llegaron a

Así que conociendo ellos tan menudamente el estado de los príncipes, en su ánimo i estimacion les disminuyen el crédito, i con otros principes i el pueblo les quitan la reputacion, á los que ellos quieren hacer odiosos, i finalmente alborotaban y levantaban sus tierras, y tanto mas, cuanto por el mismo camino de las confesiones conocen lo mas íntimo de los ánimos de los vasallos, y saben el que es bien afecto al principe, y el que está mal satisfecho, y descontento; de donde por las relaciones que tienen de las cosas de estado, pueden fácilmente sembrar cizaña entre principes y ocasionarles mil sospechas y recelos.

Dios era la Suma Bondad y cuidaba de todos, particularmente de los villavejanos, entre los cuales no arraigarían nunca las malas ideas... Últimamente había caído allí una semillita de cizaña... cosa de nada; pero que, como todo lo malo, fructificaría si no se exterminaba a tiempo: el hijo de un tabernero mal aconsejado; un chilindrín presuntuoso, un tal Maravillas, que con el polvo de las aulas, o de los garitos, en la ropa, se había echado a predicar entre la gente menuda unas doctrinas endemoniadas, que corrían el peligro de tomar algún arraigo, por lo mismo que no eran entendidas ni del predicador ni de los oyentes.