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La prolijidad, con que nos ofrece sus personajes; los rasgos individuales con que los distingue, se ajustan siempre al fin poético que se propone en cada obra.

Pero dejando á un lado la cuestión de la originalidad, es indudable que ha de admirarse en la obra de nuestro poeta su enérgica pintura de caracteres y su vigorosa representación de la Edad Media española. Indicaremos, pues, su argumento con alguna prolijidad.

Hechas estas reflexiones y otras por el mismo orden, que, se omiten aquí para evitar prolijidad, Poldy, escribió una extensa carta, en papel muy fino para que abultase poco; tomó un retrato suyo, sin cartón, en el cual retrato estaba ella descotada y lindísima en su elegante traje de baile; lo incluyó todo en un sobre con fuerte forro de tela que cerró y selló con lacre; escribió encima: al incógnito poeta indio; agujereó la carta con un punzón; pasó una fuerte cinta al través del agujero; y así preparado todo, lo colgó al cuello de la cigüeña como si fuese la insignia de comendador de cualquiera ilustre Orden.

Tanto don Adolfo Bonilla como don Felipe Pérez indagaron con prolijidad cuándo hubo de escribir su obrita Vélez de Guevara, y si la escribió seguidamente, o a trozos y aun con largos intervalos entre unos y otros capítulos.

Todas las cosas pertenecientes a la señorita Nancy eran de una limpieza y de una pureza delicadas: ni un solo pliegue dejaba de tener su razón de ser; ni la más pequeña pieza de sus ropas carecía de la blancura que se supondría debía tener; hasta los alfileres de su almohadilla estaban clavados según un modelo de que tenía la prolijidad de no apartarse; y, en cuanto a su misma persona, daba la idea de una elegancia tan invariable y exquisita como la de un pequeño pájaro.

Sólo á algunas, como El desconfiado y La dama melindrosa, puede dárseles el último nombre, á causa de la prolijidad con que se describen sus caracteres y de la importancia que en ellas tienen.

las cuales no digo yo ahora, porque de la prolijidad se suele engendrar el fastidio; basta ver cómo don Gaiferos se descubre, y que por los ademanes alegres que Melisendra hace se nos da a entender que ella le ha conocido, y más ahora que veemos se descuelga del balcón, para ponerse en las ancas del caballo de su buen esposo.

Su estilo podía calificarse de mixto de gótico y mudéjar: las líneas generales tenían más de mudéjares que de otra cosa: en las ventanas y demás pormenores predominaba lo gótico. De una ó de otra suerte, todo era allí gallardo, primoroso y del mejor gusto, causando verdadero asombro la prolijidad y esmero de la ejecución.

Esta prolijidad y arreglo ha distinguido en su vida privada a don Juan Manuel Rosas, cuyas estancias eran citadas como el modelo de la disciplina de los peones y la mansedumbre del ganado.

La segunda parte de la edad de oro del teatro español, con arreglo á mi plan primitivo, se expone con detenimiento en el tomo III, aun cuando no sea posible, que, en el examen de las obras de los poetas innumerables que se agrupan en torno de Calderón, se inviertan el tiempo y la prolijidad que él sólo merece; y de aquí que mis juicios alcancen á los más célebres, ó á los que estimo de más mérito, haciendo ligeras indicaciones de los demás, y en ocasiones mencionándolos simplemente.