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Seguí el negro en la adversidad como en la fortuna, en sus horas buenas y en sus horas malas, cuando todos acudían a él lo mismo que cuando se veía abandonado de todos... Dos... canta el empleado. Y, extendiendo sobre la mesa otra hilera de cartas, vuelve a cantar: Dos... Es un aprés. Uno de los que juegan a negro retira su postura.

La vieja dama echó furtivamente torcida y equívoca mirada a su sobrino, y frunciendo sus pálidos labios objetóle con agridulce tono: ¡, sin duda! puede encontrarse la joya que deseas... pero debo antes observar que las niñas criadas en la escuela de la adversidad, generalmente no tienen un cuarto. ¡Tía, el dote para es cuestión secundaria!

Según Paz mostraba por lo enamorada mayor empeño en salvar la distancia que les separaba, más parecía obstinarse la adversidad en desunirlos, colocando a Pepe en peores circunstancias.

No le quedaba ahora otra idea que huir sin descanso hacia el mar, otra esperanza que los galeones. Soñaba en alguna región de las Indias, donde las plantas, las frutas, las aves, las estrellas, todo fuera nuevo para él y nada le recordase la tierra vieja y maligna en que había nacido, aquella tierra en que todo era adversidad, maleficio, embrujamiento.

Gracias, señora, muchas gracias. No te faltará qué comer, ni cama en qué dormir. Me has servido, me has acompañado, me has sostenido en mi adversidad. Eres buena, buenísima; pero no abuses, hija; no me digas que venías a casa con el moro de los dátiles, porque creeré que te has vuelto loca.

Cual si la adversidad que malogró la corta y trabajada vida del buen Cieza, se obstinase en perseguirle aún en sus obras, á los tres siglos y medio de una oscura muerte.

Si hasta entonces no habían sido muy ardientes mis convicciones políticas, en aquella hora de peligro y de adversidad comencé á sentir vivamente hacia qué partido se inclinaban mis predilecciones; y no sin cierto dolor y vergüenza llegué á vislumbrar que, según cálculos razonables, tenía yo más probabilidades de conservar mi destino que mis otros correligionarios políticos.

Para visitar el departamento de mi padre he tenido que reunir todas mis fuerzas de hombre; fue en aquel lugar donde yo le vi por última vez y donde recibí sus últimas instrucciones y sus últimos besos, cuando yo esperaba volver a verle y recibir sus besos después de haber cumplido mis deberes para con el príncipe y la patria. ¡Qué pérdida tan grande! , que pudiste apreciar sus cualidades, lo sabes mejor que nadie; la elevación de su espíritu, la pureza y la sencillez de sus costumbres y esa filosofía tranquila y religiosa, le hacían tan superior a la adversidad, que todas las vicisitudes parecían para él motivos de alegría.

Soy de los hombres que el dolor no abate ni la implacable adversidad humilla; luz de esperanza en mis pupilas brilla, hirviente sangre en mis arterias late. Me enamoran los lances del combate y abandono a la mar mi fuerte quilla, buscando, como el nauta de Castilla, tierra que ante mis ojos se dilate.

Bien se acordaba también de otra que había pasado algunos años haciendo flores, y de otra cuyos finos dedos labraban deslumbradores encajes. ¿Por qué no había de ser ella lo mismo? El trabajo no la degradaba. ¡La honrada pobreza y la lucha con la adversidad cuán bellas son!