United States or Samoa ? Vote for the TOP Country of the Week !


Alejandra colocaba el arma junto al cadáver, estudiaba la manera de ponerla, le extrajo una cápsula. Se habrá matado, como lo había anunciado: todos lo creerán... Ya se acercaban las voces, los rumores de pasos: Óyeme.

27 El mira sobre los hombres; y el que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado; 28 Dios redimirá su alma, que no pase al sepulcro, y su vida se verá en luz. 29 He aquí, todas estas cosas hace Dios dos y tres veces con el hombre; 30 para apartar su alma del sepulcro, y para ilustrarlo con la luz de los vivientes. 31 Escucha, Job, y óyeme; calla, y yo hablaré.

Pepe, dominando cuantos resentimientos abrigaba contra su hermano y dando tregua al encono, como si aún fuera posible devolver a la casa la tranquilidad perdida, no hizo caso de aquellas palabras ásperamente pronunciadas. Óyeme, Tirso: vamos a ver si es posible que tengamos paz.

Dió un paso sobre el cuerpo tendido, buscando la puerta. ¿Por qué continuaba allí?... Todo lo que debía hacer ya estaba hecho, todo lo que podían decirse ya estaba dicho. ¡No te vayas, Ulises! suspiró una voz doliente . ¡Óyeme!... Se trata de tu vida.

Puede decirse que buscó un refugio en su misma exposición á la vergüenza pública, y que temía el momento en que esa protección le faltara. Embargada por tales ideas, apenas oyó una voz que resonaba detrás de ella y que repitió su nombre varias veces con acento tan vigoroso y solemne, que fué oído por toda la multitud. ¡Óyeme, Ester Prynne! dijo la voz.

No pudo proseguir, porque Muñoz, en voz baja, descompuesta por la rabia contenida, le interrumpió: ¡Óyeme! Ella será lo que quieras, pero has de empezar a decir vilezas sobre Adriana, ¿me oyes?... cuando te hayas hecho digno, como un perro... Quiso agregar algún insulto atroz, pero la misma sobreexcitación le impidió proferir otra palabra.

Esteban, no es fácil que nos entendamos si te aferras a tus preocupaciones. No pongas ese gesto; óyeme con calma; no te muevas como un autómata a impulsos de los mismos hilos que movieron a nuestros abuelos y tatarabuelos. hombre y obra con arreglo a tus pensamientos propios.... y yo tenernos diversas creencias.

Esta supuesta traición despertaba otra vez su cólera homicida. Levantó un brazo y un pie; iba á golpear y aplastar á la mujer arrodillada. Pero su pasiva humildad, su falta de resistencia, le detuvieron. No, Ulises... ¡óyeme! Hizo esfuerzos para demostrar su sinceridad. Tenía miedo á los suyos: los veía á una nueva luz y le inspiraban horror.

Experimentaba, hablando así, el alivio ilusorio de revivir imaginariamente el breve pasado radiante. Y de su cara huía el dolor dejando una pasajera expresión de dicha sin límites. Óyeme, prosiguió no llores, no me impidas ver la verdad. En no se casará con Muñoz el alma, sino simplemente la mujer. Sufriré mucho menos si es que puedo darme cuenta más clara de mis actos. debes ayudarme.

ALVAR. El mío pongo a tus pies, Pero no has de permitir Que quede en mala opinión. NARV. ¿Sobre qué fué la cuistión? ESPIN. No se la mandes decir, Que es parte y dirá a su gusto. ALVAR. Yo diré mucha verdad; Y el que más. NARV. Paso: acabad, Que ya recibo disgusto. ESPIN. Oyeme, señor, a . NARV. Ni Alvarado ni Espinosa Me han de hablar ni decir cosa; Páez lo cuente.