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Francisca... dije, imitando a la señora de Dumais. No me pongas nerviosa, Magdalena... Y después, ¿conoces algo más inepto que los prejuicios de sociedad?

Pero no se lo pongas a la Virgen del oratorio... Cuidado, Patros... A la del oratorio no, sino a la mía, a la que tengo en la cabecera de mi cama. Por Dios, no te equivoques. ELECTRA, MÁXIMO; después el MARQU

Esa es grilla, esa es grilla replicó Antoñuelo . , con tus sutilezas y mentiras, quieres volverme tarumba; pero no lo conseguirás. Te burlas de porque me crees bobo. No quiero callar. Aunque me pongas el dedo en la boca, te morderé y no callaré. En adelante no quiero ser tu juguete. Quien te conozca, que te compre. Me han abierto los ojos. Ya te conozco. Eres una tramoyana y una perdida.

No pongas esa cara tan seria. ¡No te van a envenenar...! Y, además, me divertirá saborear contigo un plato del que hemos hablado en circunstancias tan particulares... Espero que mi cocinera recordará la manera de hacer la salsa. LIONEL. Yo también lo espero. ¡Tu famoso plato va a resultar incomestible...!

Viene con Pepita y con Concha y Eugenia... Es el primer domingo que viene después de la muerte de su hermano... ¡No te pongas así, niña!... No te asustes... verás, yo lo voy a arreglar todo. Asunción, en efecto, había empalidecido y estaba clavada e inmóvil en la silla como una estatua.

El aperador la había escuchado hasta entonces con desdeñosa frialdad, pero al sonar estas palabras fue a él a quien tuvieron que contener los hombres de la gañanía. ¡Bruja! rugió ¡a lo que quieras, pero a esa persona no te la pongas en la boca, porque te mato!

Voy a hacerme un traje de tela cruda, que hasta allí.... Bueno, bueno, hombre, no te pongas hecho una sierpe.... Si ya que tengo que guardar método, y acostarme temprano... a las ocho con las gallinitas: ¿qué más pides? ¡Ay, qué rico hermano me dio Dios! ¡Así todas se me mueren por él! ¿Si pensarás, si pensarás que me la das con tus lagoterías?

Este último consejo que ahora darte quiero, puesto que no sirva para adorno del cuerpo, quiero que le lleves muy en la memoria, que creo que no te será de menos provecho que los que hasta aquí te he dado; y es que jamás te pongas a disputar de linajes, a lo menos, comparándolos entre , pues, por fuerza, en los que se comparan uno ha de ser el mejor, y del que abatieres serás aborrecido, y del que levantares en ninguna manera premiado.

Creyó que estaba soñando: de tal modo se pintó el espanto en sus ojos, que Maximina se detuvo en medio del gabinete. ¡Vamos, necio, no pongas esa cara, que la asustas! exclamó Julita. Brilló entonces una chispa de gozo en los ojos del joven. Maximina, más roja que una cereza, avanzó unos pasos más y le preguntó con voz temblorosa: ¿Cómo se encuentra V., Miguel?

No debes transigir. Pero la transigencia, como la intransigencia, tiene sus métodos. Se puede ser intransigente con bondad, con dulzura, con suavidad. No te pongas nunca furiosa; no seas agria, díscola, violenta. La cólera es el peor de los métodos. Cuando llega estoy lo más enfadada. Pero sólo con verle se me pasa el enojo. Su presencia es para lo que para los pájaros la aurora.