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Era un espectáculo tan romántico, tan soberanamente triste y elocuente, que sentímos nuestras almas conmovidas hasta lo mas hondo y soñamos despiertos durante horas enteras.! Qué de misterios penetra y analiza el alma, excitada por el sentimiento de admiracion, en aquellos momentos en que Dios se revela en sus sublimes obras y ningún rumor humano se interpone en medio del Creador y el hombre, del corazon y la naturaleza!

Somos muchos los que soñamos con una biblioteca digital universal de libre acceso es decir accesible desde cualquier navegadora y en cualquier momento. Gracias al Proyecto Gutenberg, al Internet Archive y a otros proyectos, el sueño empieza a hacerse realidad, al menos para los libros del dominio público. Este proceso empezó hace tiempo gracias a los esfuerzos de algunos precursores.

No parece sino que la tenemos presente, y que en la realidad nos sucede lo que soñamos. Entonces no obra el juicio ni la razon, y por eso no corregimos lo que se nos presenta.

Por lo comun, mientras dura el sueño, no abrigamos duda sobre lo que soñamos; y abrazamos á un amigo con tierna efusion, ó lloramos desconsolados sobre su tumba, con las mismas afecciones que nos produciria la realidad. Esto es lo que vamos á examinar.

¡Digno señor! exclamó el médico que se había adelantado hasta el pie del tablado, piadoso Sr. Dimmesdale, ¿sóis realmente vos? , , seguramente que . ¡Vaya! ¡Vaya! Nosotros, hombres de estudio, que tenemos la cabeza metida en nuestros libros, necesitamos que se nos vigile. Soñamos despiertos, y nos paseamos durmiendo. Venid, buen señor y amigo querido; dejadme que os conduzca á vuestra casa.

11 Y yo y él soñamos sueño una misma noche: cada uno soñó conforme a la declaración de su sueño. 13 Y aconteció que como él nos declaró, así fue: a me hizo volver a mi asiento, e hizo colgar al otro. 16 Y respondió José al Faraón, diciendo: No está en ; Dios será el que responda paz al Faraón. 18 y que del río subían siete vacas gruesas de carne y hermosas de forma, que pacían en el prado.

¿No la veréis vosotros la América que nosotros soñamos; hospitalaria para las cosas del espíritu, y no tan sólo para las muchedumbres que se amparen a ella; pensadora, sin menoscabo de su aptitud para la acción; serena y firme a pesar de sus entusiasmos generosos; resplandeciente con el encanto de una seriedad temprana y suave, como la que realza la expresión de un rostro infantil cuando en él se revela, al través de la gracia intacta que fulgura, el pensamiento inquieto que despierta?... Pensad en ella a lo menos; el honor de vuestra historia futura depende de que tengáis constantemente ante los ojos del alma la visión de esa América regenerada, cerniéndose de lo alto sobre las realidades del presente, como en la nave gótica el vasto rosetón que arde en luz sobre lo austero de los muros sombríos.

Volviose a casa muy triste, y ya no se apartó de su mente la idea de que el benéfico sacerdote alcarreño no era invención suya, de que todo lo que soñamos tiene su existencia propia, y de que las mentiras entrañan verdades. Pasaron dos días en esta situación, sin más novedad que un crecimiento horroroso de las dificultades económicas.

Esperamos también, puesto que soñamos en el porvenir y hacia él se dirigen nuestras miradas, que los ingenieros encargados de la regularización del arroyo, sabrán hacer del gran depósito líquido de alimentación, no una charca vulgar con sus playas malsanas y aguas corrompidas, sino un lago puro y encantador, sembrado por grandes árboles y bordado de plantas acuáticas, para que el artista, lo mismo que el labrador, experimente un gran placer al contemplar las aguas cristalinas bajadas de la montaña.