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La nave lleva al bardo. Pero en la silenciosa lágrima que yo vierto, queda mi corazón; y el noble ilongo amigo, como la ilonga hermosa, vivirán por los siglos dentro de mi canción. Más alto que el kanuyos cerniéndose en los montes mi alma tenderá el vuelo a extraños horizontes, cantando de los pueblos el himno redentor;

El adulterio tiene de fatal que deja siempre cerniéndose una sombra sobre el verdadero origen del niño... No se puede saber nunca si es el marido o el amante quien tiene realmente derecho a la paternidadVerdad es que Delaberge podía invocar esa singularísima semejanza que había notado; pero sábese también que, durante el oscuro trabajo de la concepción, el absorbente recuerdo del amante ejerce algunas veces sobre la mujer una misteriosa influencia y hace parecerse a este último al hijo que nació en realidad del marido... El inspector general se hacía todas estas reflexiones, pero su conciencia seguía hondamente conturbada.

La inquieta expectación; la opaca y misteriosa media luz del sótano, cerniéndose de una manera fantástica sobre el bulto disforme de una deidad china en el fondo; el somnoliento aroma del opio mezclado con el olor de especias y la incertidumbre de lo que realmente estábamos esperando, nos sobrecogían con estremecimientos de instintivo temor: nos mirábamos unos a otros con forzada sonrisa.

Ya aparecían en los peñascos voraces lobos marinos, ya se veían revolando y cerniéndose a grande altura águilas o buitres de mayor tamaño y pujanza que los de Europa, ya seguían o cercaban la nave bandadas de enormes albatros, hostigados por el hambre y buscando alimento.

Yo corro más y más: vuelvo la cabeza y miro las rocas huir avergonzadas de , y que se ocultan y bajan sus crestas las unas tras las otras. Pero el águila escuchó sus amenazas, y juzga con la loca presunción que me hará su prisionero en el desierto; se lanza por los aires y sigue mis huellas con carnívoro afán, y tres veces cerniéndose en el cénit me rodea la cabeza con una negra corona.

No me explico ese constante fenómeno de mi espíritu; pero un buitre, con las alas abiertas, cerniéndose sobre el pico de un peñasco, hace siempre surgir en mi memoria el mito soberbio de Prometeo, como un caimán durmiendo en las arenas rehace para el mundo faraónico...

¿No la veréis vosotros la América que nosotros soñamos; hospitalaria para las cosas del espíritu, y no tan sólo para las muchedumbres que se amparen a ella; pensadora, sin menoscabo de su aptitud para la acción; serena y firme a pesar de sus entusiasmos generosos; resplandeciente con el encanto de una seriedad temprana y suave, como la que realza la expresión de un rostro infantil cuando en él se revela, al través de la gracia intacta que fulgura, el pensamiento inquieto que despierta?... Pensad en ella a lo menos; el honor de vuestra historia futura depende de que tengáis constantemente ante los ojos del alma la visión de esa América regenerada, cerniéndose de lo alto sobre las realidades del presente, como en la nave gótica el vasto rosetón que arde en luz sobre lo austero de los muros sombríos.

¡Está muerto! tal fue el grito que exhaló unánime el brillante grupo que rodeaba al desventurado joven, y que de boca en boca subió hasta las últimas gradas, cerniéndose sobre la plaza a manera de fúnebre bandera. Transcurrieron quince días después de aquella funesta corrida.

Lo que había entre la loma de este cerro y el espacio limitado por las Peñas de Europa, no era posible descubrirlo, porque lo bajo quedaba oculto por el cerro, y lo alto me lo tapaba una neblina que andaba cerniéndose en jirones, de quebrada en quebrada y de boquete en boquete.

Otra montaña, otra cima ideal que sostenga una ciudad de oro y diamantes surgirá en el espacio luminoso y allí vivirán siempre los elegidos, cerniéndose en los aires alrededor de las cumbres alegres, muy por encima de esta tierra de cuidados y de desdichas. #El Olimpo y los dioses#