United States or El Salvador ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y hace ocho días añadió el profesor de Derecho que se ha abonado a la orquesta. , me gusta reírme, y a eso vengo aquí, donde se ven y se oyen las cosas más extrañas del mundo. Estos señores lo saben todo, todo lo conocen... No hay una sola localidad de la que no me hayan referido una anécdota interesante.

Y no se crea que el mediquillo ejerce su noble profesión con el descreimiento del charlatán, no; la practica con la misma fe que el más concienzudo hombre de ciencia, rodeando todos sus actos de una solemne y cómica gravedad, tan rayana al ridículo, que no he podido menos de reirme siempre que he tropezado con alguno de esos pseudo enterradores.

Si me desabrigo, toso; si me abrigo, echo el quilo... Mamá, Jacinta, distraedme; tráiganme a Estupiñá para reírme un rato con él. Jacinta, al quedarse otra vez sola con su marido, volvió a sus pensamientos. Le miró por detrás de la butaca en que sentado estaba. «¡Ah, cómo me has engañado!...». Porque empezaba a creer que el loco, con serlo tan rematado, había dicho verdades.

Empezaré por la de mamá: «Hijo mío: Hace hoy ocho días que te fuiste y me parece que hace un año, te extraño como si hiciera meses que no te viera, pero es porque para es lo mismo no haberte visto en un mes que saber que no te voy a ver en todo ese tiempo y por eso sufro ya como si estuviera hoy en el último día de todos los que pasarán sin verte y sin oírte decir todos los disparates con que me haces reír hasta cuando no tengo ganas de reírme.

Pero cómo no he de reírme, Ricardo, si todas tus desgracias caben bajo un mismo rótulo que inspira risa: «¡amores contrariados!» Y volvió a reír estrepitosamente. ¡Yo habría de verte si Clota te dejase por otro! dijo Ricardo calculando herir en lo más hondo. ¡Ya está! prorrumpió vehementemente Melchor. ¿Quieres que te diga lo que sucedería?... pues bien, escucha: primero pensaría: es mentira.

No , milord le dije si debo reírme o enfadarme de ver a un hombre como usted, con ese traje, y llenando su escudilla en la puerta de un convento. El mundo es así me respondió . Un día arriba y otro abajo. El hombre debe recorrer toda la escala. Muchas veces paseando por estos sitios, me detenía a contemplar con envidia la pobre gente que me rodea.

Cuando se dice, por ejemplo, el hombre de bien está arrinconado y desatendido y vive pobremente, y tal bribón habita en un palacio y da fiestas espléndidas; la mujer honrada anda a pie por esas calles, llenándose de lodo, y tal manceba va con sedas, encajes y joyas, en un soberbio coche; cuando esto se dice, repito, yo no puedo menos de reírme en vez de conmoverme.

Me explicó cómo se la amputaron, a consecuencia de haberle destrozado el pie una barrica, y no supe si horrorizarme o reírme cuando contaba que al operarle, como el muñón que le quedaba se le gangrenaba, le tuvieron que cortar la pierna dos o tres veces en rodajas, como si fuera una merluza. Al día siguiente, en la relojería, me enteré de la vida del torrero y de su gran odio.

Yo era mayor que él y cuando lo conocí por primera vez no pude menos de reírme de lo que creía era ignorancia suya. Pero pronto me di cuenta que él había sacado doble provecho que yo de sus viajes y aventuras en el corto tiempo que llevaba de navegación, pues tenía una hábil destreza para desertar e internarse en los puntos que deseaba, siempre que se le ofrecía una oportunidad.

No me comprende, no me puede comprender; por causa suya, por haber exigido que nos comprometiéramos, estoy más decepcionada que nunca. Me enamoró, y después dejó que la ilusión mía se escapara. Ya , soy una inconstante. Y esta noche tengo necesidad de reírme, de olvidarme.