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Tuve hasta la niñería de elegir el paraje de antemano, y allí os habría recitado un pequeño discurso, muy preparado, muy estudiado, casi aprendido de memoria, pues desde vuestra partida no pienso más que en este discurso, y me lo recito a misma desde la mañana hasta la noche. Esto era lo que me proponía hacer, y comprendéis que vuestra carta... desconcertó mi plan.

Halláronlo sus amigos oprimiendo con sus labios un crucifijo, y escuchando devotamente el oficio de difuntos, recitado por un clérigo; presintiendo que se acercaba su última hora, se arrodillaron todos gimiendo y llorando alrededor de su lecho, hasta que un Jesús María, apenas perceptible, les anunció que había terminado su última lucha.

No sucede lo mismo en cuanto á música y canto que en lo recitado: los Españoles manifiestan en lo general una disposicion notable para la música, aunque no muy educada; lo que no quita que á veces sean intolerantes y bruscos con los artistas. Los Españoles, extremosos en todo, no saben censurar á un autor con el silencio; necesitan del pito para hacer entender la improbacion.

Si del lenguaje poético, considerado en sus relaciones con la música y con la organizacion humana, la mente se eleva hasta la contemplacion de la idea abstracta, y penetra en los dominios de la psicología, se verá que, siendo la poesía á la prosa, lo que el drama lírico es al drama recitado, ella no es otra cosa que el lenguaje á toda orquesta, la palabra que se acompaña con la música del ritmo y de la rima, que se impregna de ella, que la asimila á su ser, que funde en un todo compacto la idea y la armonía al fuego inestinguible de la inspiracion que arde en la cabeza del poeta.

»Gerardo Broschi, que así se llamaba, era un verdadero artista que no carecía de talento, ni tampoco de amor propio. Pero el amor a su arte le había trastornado; nunca hablaba más que de música; siempre llegaba cantando, y a veces contestaba a mi tío con un recitado.

Miró tiernísimamente doña Guiomar a su enamorado, que al decir sus últimas palabras osó besarla las manos, por lo cual no se ofendió ella, aunque las recogió, y dijo: Tornando a lo que me dijisteis sobre si mi madre podía tener versos de un amador desdeñado, os diré, que si mi madre no era fácil para el amor, éralo, ¿y qué mujer no lo es? para la vanidad; y que aunque volvió a don Baltasar los versos que os he recitado y otros muchos, no fue sin guardarlos trasladados; lo que era causa de que don Baltasar, que veía, que si bien se le devolvían sus versos, eran leídos, como lo demostraba el ir abiertos los papeles en que se contenían, alentase esperanzas, y siguiese a mi madre a cuantas partes iba, y la diera música, y la rondase eternamente la calle, que de ella no se apartaba sino para comer de prisa y dormir breves horas.

Confieso qne en nuestras historias he visto exemplos de haber pagado un yerro con su caudal, cedido su dama, ó antepuesto su madre al objeto de su amor; pero nunca he leido que un palaciego haya dicho bien de un ministro caido con quien estaba enojado su soberano. A cada uno de aquellos cuyas acciones se han recitado le doy veinte mil monedas de oro; pero la copa se la doy á Zadig.

Me ha traído noticias de mi Alfonso, a quien dice que ha visto muchas veces en París; me ha recitado versos de mi hijo que yo desconocía por completo; son una especie de cadencias entre religiosas y melancólicas, dentro de las cuales se observa una pasión juvenil que no me atrevo a definir. Milly, 4 de junio de 1819. Ha llegado Alfonso y está muy bien de salud.

A la conclusión aparece la Tragedia, que ya ha recitado el prólogo; explica la moral de la pieza, y ruega á los espectadores que la aplaudan.

Un recitado más solemne y majestuoso, con viva gesticulación, y hasta con carácter algo declamatorio, piden las estancias y también las liras y las silvas, sólo que estas últimas han de recitarse con más lentitud; la de los yambos no rimados ha de ser al contrario, ligera y sencilla, mientras que el soneto, á causa de su importancia, por regla general, y de su lenguaje escogido, necesita que se pronuncie con el mayor cuidado, sobre todo, en lo que se refiere á su exacta acentuación.