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Pero lo más visible y lo que más cautivaba la atención del desconsolado muchacho era un motor de viento, sistema Parson, para noria, que se destacaba sobre altísimo aparato a mayor altura que los tejados del convento y de las casas próximas.

Por el arroyo central daban vueltas y más vueltas, como arcaduces de noria, los carruajes alineados en interminable rosario. Las torres de los guardas erguían sus caperuzas de barnizadas tejas por encima de los árboles, y a los dos extremos del paseo, empequeñecidas por la distancia, destacábanse sobre el verde fondo las monumentales fuentes con sus figuras mitológicas ligeras de ropa.

Ya se podía pensar en beber. ¿Pero dónde? Después del avance de nuestras tropas, que no ocuparon enteramente las posiciones francesas por ofrecer esto algún peligro, los soldados del regimiento de Órdenes divisaron una noria, en el momento en que los franceses, que durante la acción habíanla ocupado, se hallaban en el caso de abandonarla.

Todo este público, o estaba sentado en sillas y bancos, formando corros, murmurando, politiqueando, coqueteando o enamorándose, o giraba en torno del quiosco, desde donde sonaba la música, dando vueltas y vueltas, aunque sea pérfida comparación, como mulos de noria.

Es verdad que estaba, pero yo lo he negado, y para dar más fuerza a mis argumentos he dicho: «Pregúntele usted al Sr. D. Gabriel, y como no diga que estuvimos juntos viendo sacar agua de la noria...». Pues vamos allá. Entramos, pues, y en la reja del patio, el criado nos dijo que la señora doña María había salido.

Corriendo hacia la noria nos habíamos apartado de nuestro campo, y adviértase que si el ejército francés fué rechazado con grandes pérdidas, conservaba aún sus posiciones. ¿Iba a emprender nuevo ataque, con el último esfuerzo de la desesperación? Creíamos que , y señales de esto notamos en el campo enemigo que teníamos tan cerca.

Es raro que estando sano y salvo no viniese a casa o mandara un recado. ¿En dónde hay caballería? En San Cristóbal, en donde estaba la batería, en la noria; en los altos de la derecha, en los del Guadiel, hacia el Herrumblar, en muchas partes. Ya andará el Sr. D. Diego por ahí. Dios lo quiera. Voy, corro a buscarle. Dime ..., ya no harán fuego, ¿eh? ¿Habrá peligro en andar por aquí?

¡Tan feliz ayer y tan desgraciado hoy! le dije . ¡Cuán limitada es la creación que está a nuestro alcance! ¡Cuán pobre es el universo!... El Omnipotente se ha reservado para lo mejor, dejándonos la escoria... No podemos salir de este maldito círculo... no hay escape por la tangente... El ansia de lo infinito quema nuestra alma, y no es posible dar un paso en busca de alivio... Vueltas y más vueltas... ¡Mula de noria... arre!... Otro circulito y otro y otro...

Mirando atrás, vimos que las secas espigas ardían como yesca, inflamadas por algunos cartuchos caídos por allí, y sus terribles llamaradas nos freían de lejos la espalda. «O tomar la noria o morir», pensamos todos. Nos batíamos apoyados contra una hoguera, y la hambrienta llama, al morder con su diente insaciable en aquel pasto, extendía alguna de sus lenguas de fuego azotándonos la cara.

Casar migo tigo, y dirnos migo con a terra mía, terra de Sus. Mi padre Saúl, rico él; mis germanos, ricos ellos; mi madre Rimna, rica bunita ella... quierer ti, dicir hija ti... Verás terra mía: aceita mocha, laranjas mochas... carnieras mochas padre mío... mochas arbolas cabe el río; casa grande... noria d'agua fresca... bunito; ni frío ni calora».