United States or Norway ? Vote for the TOP Country of the Week !


Venía oculto en los profundos sollados como aquellos vagabundos descubiertos a la salida de Tenerife , y al verse en pleno mar de romanza, tranquilo y luminoso, deslizábase furtivamente de su escondrijo, iba examinando las caras de sus compañeros de viaje, los aparejaba según sus gustos, e invisible y benévolo, empujábalos unos hacia otros.

Los carabineros registraban las casas, buscando los fardos de contrabando traídos por los hombres, y las amazonas empleaban su acometividad nerviosa en el ocultamiento de las mercancías ilegales, haciéndolas pasar de un escondrijo á otro con astucias de salvaje.

Lo más particular era que la misma Fortunata, al correr el cerrojo con tanto cuidado, había sentido, allá en el más apartado escondrijo de su alma, un travieso anhelo de volverlo a descorrer.

Pero el pequeño, al abandonar su escondrijo, se había deslizado hasta un corral inmediato, trepando á lo más alto de una pirámide de alfalfa seca, guardada para la alimentación de las vacas en invierno. Su cúspide era un lugar de observación, desde el cual podía abarcarse enorme espacio de terreno.

En seguida pensé que este escondrijo podría serme útil algún día. No sabía entonces para qué...; pero así que pasó tiempo, cuando hice las primeras salidas de contrabando a Landau, Khel y Basilea con Jacobo Zimmer, y cuando los carabineros se dedicaron a perseguirnos durante dos inviernos, la idea de la cueva abandonada comenzó a rondar mi pensamiento desde la mañana hasta la noche.

Bajo esa bóveda, junto al borde del agua, conocía desde mi infancia más de un escondrijo, donde me pasaba las horas enteras, leyendo o soñando, mientras mi caballo, un poco más arriba, pacía tranquilamente en el bosque. Y como esta vez íbamos lentamente, por entre los troncos de árbol, se me ocurrió hacerle conocer uno de mis retiros. Quiero bajar le grité, ven a ayudarme a echar pie a tierra.

Así que le acribillaron un brazo y un pecho, pidió compasión y descubrió, debajo de un arca enorme, el famoso escondrijo, trampa hábilmente disimulada por medio de una tabla igual a las demás del piso, pero que subía y bajaba a voluntad.

Cuando pase por delante de vuestro escondrijo, caed sobre él y tiradlo al estanque. ¡Chis!... Le ataréis a las piernas plomo y piedras... ¡Cómo besa a mi hija ese ladrón de mi honor! ASTOLFO. , ahora estoy convencido de que no es el duque. EL CONDE. ¡Silencio! ELSA. ¿Por qué te has hecho esperar tanto? ENRIQUE. ¡Oh, el día me ha parecido interminable!

Felizmente, la borracha se había ido con Diega a vivir en la Cava de San Miguel, detrás de la Escalerilla. Instalados en aquel escondrijo, que no carecía de comodidades, lo primero que hizo la anciana alcarreña fue traer agua, toda el agua que pudo, y lavarse bien y jabonarse el cuerpo; costumbre antigua en ella, que siempre que podía practicaba en casa de Doña Francisca.

Alguna vez logramos ver ese molusco, que nosotros llamábamos en vascuence deituba y que no por qué decíamos que solía estrangularse. Para hacerle salir de su escondrijo había que echarle un poco de sal. El que tenía más suerte para los descubrimientos era Zelayeta; él encontraba la estrella de mar o la concha rara; él veía el pulpo entre las peñas o el delfín nadando entre las olas.