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Si Sorege es culpable, si es cómplice, si solamente conoce la verdad y la encubre tan infamemente, es que tiene un grave interés en hacerlo así, y siendo tan dueño de si mismo y hábil y calculador por excelencia, ha debido tomar todas las precauciones para ponerse á salvo de una sorpresa.

43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga. 44 También, el Reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. 45 También el Reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas;

Quando llegué vencido en esta tierra Tan nombrada en el mundo, que en su seno Tanto pirata encubre, acoge y cierra, No pude al llanto detener el freno: Que á pesar mio, sin saber lo que era, Me vi el marchito rostro de agua lleno, Ofreciendo á mis ojos la rivera, Y el monte, donde el grande Carlos tuvo Levantada en el ayre su bandera, Y el mar que tanto esfuerzo no sostuvo, Pues movido de invidia de su gloria, Airado entonces mas que nunca estuvo; Y estas cosas moviendo en mi memoria, Las lagrimas truxeron á los ojos, Forzadas de desgracia tan notoria.

No nos compete rasgar el velo que encubre los manejos ocultos de los que las aconsejaron: pero su responsabilidad es inmensa, porque imprimieron á los sucesos de aquella época un carácter que no tuvieron al principio. ¡De la expulsion del Virey y de la Audiencia se pasó á la tragedia de la Cabeza del Tigre, que se continuó en Potosi!

Imagínanse algunos que se acreditan de altos pensadores cuando no quieren creer lo que no comprenden; y estos justifican el famoso dicho de Bacon: «poca filosofía aparta de la religion, mucha filosofía conduce á ella.» Y á la verdad, si se hubiesen internado en las profundidades de las ciencias, conocieran que un denso velo encubre á nuestros ojos la mayor parte de los objetos; que sabemos poquísimo de los secretos de la naturaleza; que hasta de las cosas, en apariencia mas fáciles de comprender, se nos ocultan por lo comun los principios constitutivos, su esencia; conocieran que ignoramos lo que es este universo que nos asombra, que ignoramos lo que es nuestro cuerpo, que ignoramos lo que es nuestro espíritu; que nosotros somos un arcano á nuestros propios ojos, y que hasta ahora todos los esfuerzos de la ciencia han sido impotentes para explicar los fenómenos que constituyen nuestra vida, que nos hacen sentir nuestra existencia; conocieran que el mas precioso fruto que se recoge en las regiones filosóficas mas elevadas es una profunda conviccion de nuestra debilidad é ignorancia.

La poesía ingenua del lieder pasaba por la boca de Mina con la dulzura del arroyo humilde, que parece temblar, medroso de que sus murmullos sean demasiado altos y sus estremecimientos despierten la inmóvil vegetación que lo encubre.

Y de ordinario quando un herege tiene ingenio penetrante, es mas obstinado, y sus errores son mas disimulados, porque el ingenio con la abundancia de combinaciones los encubre, los adorna, y los representa con otros colores que los que les corresponden. Por esta razon tanto mayor ha de ser la cautela con que se han de leer los libros de los Hereges, quanto estos son mas ingeniosos.

Sinembargo, la sencillez, la sinceridad cruda pero noble, y las cualidades morales y de actividad económica que adornan al honrado Suizo aleman, hacen que el viajero le disimule con benevolencia las asperezas de una corteza que encubre sérias y estimables virtudes. Por lo que hace á los negocios colectivos, los resultados no han sido ménos felices.

Creyendo que esas resistencias son la capa con que se encubre para hacer su juego a mansalva. Ponderando mucho las dificultades, se justifican las innecesarias hipotecas, que han sido vuestra ruina y la de todos los perdularios. Para obtener cuatro en el momento, se hipoteca una cosa que vale doce o diez y seis. Esto es lo que se buscaba.

El sentimiento en el fondo es el mismo, pero se ha llevado á un punto demasiado alto; el deseo de adelantar ha pasado á ser una sed abrasadora; el pesar de verse superado, es ya un rencor contra el que supera; ya no hay aquella rivalidad que se hermanaba muy bien con la amistad mas íntima, que procuraba suavizar la humillacion del vencido prodigándole muestras de cariño, y sinceras alabanzas por sus esfuerzos; que contenta con haber conquistado el lauro, le escondia para no lastimar el amor propio de los demas; hay , un verdadero despecho, hay una rabia, no por la falta de los adelantos propios, sino por la vista de los ajenos; hay un verdadero odio al que se aventaja, hay un vivo anhelo por rebajar el mérito de sus obras, hay maledicencia, hay el desden con que se encubre un furor mal comprimido, hay la sonrisa sardónica, que apénas alcanza á disimular los tormentos del alma.