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Pero no de amor por ti, carcamal ... Por la buena persona que te acompaña, es posible. Y volviéndose hacia Herminia, el harapiento apoyó una mano negra en los labios y le envió un beso. Al mismo tiempo, de sus ojos, ocultos bajo unas espesas cejas, brotó una mirada luminosa. Y esta vez Herminia, roja de placer y latiéndole el corazón, adquirió la seguridad de que tenía delante á su marido.

Otras veces caminaban casi á ras del agua. El Tritón mostró á su sobrino cavernas olvidadas, en las que se introducía el Mediterráneo con lentas ondulaciones. Eran á modo de cuadras marítimas, donde podían anclar los buques, permaneciendo ocultos á todas las miradas. Allí habían escondido muchas veces sus galeras los berberiscos, para caer inesperadamente sobre un pueblo cercano.

Quitáos los cascos y bajad las armas para que el brillo del acero á los rayos del sol no llame la atención del enemigo. Aquí hemos de aguardar ocultos hasta la noche.

Eran mujeres y niños en su mayor parte, todos sucios, negros, con el cabello enmarañado, el ardor de los apetitos bestiales en los ojos, el desaliento del animal débil en la mandíbula caída. Vivían ocultos en los escombros de sus casas. El miedo les había hecho olvidar el hambre; pero al verse libres de enemigos, reaparecían de golpe todas sus necesidades, incubadas por las horas de angustia.

Nosotros, por lo mismo que no somos sabios, escribimos difusamente cuanto se nos antoja; pero no debemos imaginar que enseñamos, ni que mejoramos a la humanidad, ni que le abrimos nuevos y ocultos senderos.

Los pasos resonaban con eco gigantesco, como si se conmovieran todos los sepulcros de reyes, arzobispos y guerreros ocultos bajo sus baldosas. El frío era más intenso en la iglesia que fuera de ella.

La creación entera canta en coro himnos de júbilo en loor de la fuente de la vida; hasta lo que no es, siente y habla; la muerte goza del don de la palabra y de la viva expresión del pensamiento; los astros y los elementos, las piedras y las plantas tienen alma y conciencia; ofrécensenos los senos más ocultos del entendimiento y del corazón; el cielo y la tierra brillan, en fin, alumbrados con luz simbólica.

La espesura vegetal y agreste del techo, daba abrigo a innumerables pajarillos, alegres y satisfechos con tener allí ocultos sus nidos, mientras que el buey giraba con lento paso, haciendo resonar la esquila que le pendía al cuello y cuyo silencio indicaba al hortelano que el animal disfrutaba el dulce far niente.

Las polainas eran de color de ámbar, con franjas de cuero a lo largo de las aberturas, y los borceguíes de idéntico color, medio ocultos en los anchos estribos árabes, dejaban al descubierto grandes espuelas de plata. En el arzón de la silla, sobre la vistosa manta jerezana, cuyo borlaje pendía a ambos lados del caballo, descansaba un chaquetón gris con remiendos negros y forro rojo.

También esperaba que fuese Andresito, el hijo de don Antonio, un muchacho paliducho y mimado, vástago único, que cursaba el segundo año de Derecho, hacía versos, y en compañía de Juanito iba muchas veces a casa de doña Manuela, con fines no tan ocultos que ésta no torciese el gesto manifestando disgusto.