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Así como contra la buena Lógica hay sofistas, y embrolladores que la corrompen, lo mismo sucede en la Religion verdadera. Unos manteniendo el ser fundamental de ella, la vician y destruyen en sus partes. Así lo hacen los hereges, que, sin negar el adorable nombre de Jesu-Christo, no se conforman en algunos artículos con la Iglesia Católica, en quien este Divino Legislador depositó su doctrina.

Otros dos hombres perversos, Romano y Sebastian, padre é hijo, cada uno de ellos peor que el otro, se declararon hereges antropomorphitas, de los que daban á Dios cuerpo negando la universalidad de su presencia; salió á la defensa de la verdad el intrépido y santo abad Sanson, y fué por Hostegesio perseguido.

En las expresiones, pues, de semejantes hereges se manifiesta, que á su descompuesta imaginacion acompañaban pasiones desenfrenadas, ya de odio ácia la Iglesia, ya de esperanza de ser por ese camino memorables y afamados, ya el deseo inmoderado de la singularidad, y en fin un amor propio extremado que los hacia parecer á ellos mismos únicos en razonar, y los solos en conocer, y distinguir lo verdadero de lo falso.

Es cierto que la vana credulidad introduce muchos milagros falsos. ¿Se dirá por eso, que ha de apartarse de los fieles la creencia de los verdaderos? Yo creo que algunos Hereges han perseguido á la Iglesia Católica con sofismas de esta especie. Aut. Hay otro sofisma que se comete razonando del sentido compuesto al diviso, ó al contrario.

Y de ordinario quando un herege tiene ingenio penetrante, es mas obstinado, y sus errores son mas disimulados, porque el ingenio con la abundancia de combinaciones los encubre, los adorna, y los representa con otros colores que los que les corresponden. Por esta razon tanto mayor ha de ser la cautela con que se han de leer los libros de los Hereges, quanto estos son mas ingeniosos.

MR. JURIEU, LUTHERO, ZUINGLIO, y otros Hereges se imaginaban mil desórdenes en la Iglesia Católica, y, el juicio asentia á que realmente los habia, estando solo en su imaginacion.

Por esto la gente vulgar en sus juicios no suele pasar de la superficie de las cosas. Los grandes ingenios si no los acompaña un buen juicio, suelen caer en errores de mayor consideracion que los pequeños. Algunos Hereges han sido muy ingeniosos, pero la falta de juicio los ha hecho errar neciamente.

En las cosas de Religion sucede lo mismo, pues el Evangelio de Santiago, el de San Pedro, y otros muchos fingidos, de que trata Calmet en una disertacion que compuso de propósito sobre los Evangelios apócrifos, son libros que formaron los Hereges, y para autorizarlos los atribuyeron á Autores de mucha reputacion; y esto es lo que obligó al Papa Gelasio en el Concilio que celebró en Roma ácia los fines del siglo quinto, á declarar semejantes libros por apócrifos, y formar el catálogo de ellos tan sabido de los Críticos.

Hostigesio exigia con rigor las tercias eclesiásticas, y las invertia, no en restaurar los templos, ni en socorrer á los pobres, segun estaba prescrito por los cánones conciliares, sino en regalarse y hacer agasajos á los ministros del palacio; reprendia severamente á los que predicaban la verdad contra los errores de ciertos hereges á quienes protegia; hacia que el rey moro convocase conciliábulos, en que los obispos, compelidos del terror, anatematizasen á los que se proponia perder.

Como quiera que fuese, las dos principales ciudades de Andalucía rivalizaban en la manera de obsequiarle y de granjearse su sonrisa, porque aunque los hereges vencidos le llamasen el demonio del mediodia, el poderoso clero de España le llamaba el piadoso y el prudente, y aunque la nacion se empobrecia, y se dejaba arrebatar los últimos restos de sus antiguos fueros y libertades, la aparente riqueza de las Américas la alucinaba, y las gloriosas hazañas de D. Juan de Austria, del duque de Alba, del de Parma y del de Saboya, entretenian su imaginacion aventurera.