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Seguido siempre y nunca alcanzado, pero tampoco en salvo, se precipitaba en la iglesia, subía por las paredes, bajaba por los empolvados altares, y la plebe subía y bajaba con él. Se metía al fin entre las hojas de los misales, como una cinta de marcar, y allí, en aquel doblez seguro, le seguían también las manos armadas de puñales. Las navajas brillaban entre las doradas letras.

El Cabildo enviar procura luego A D. Gabriel la nueva de este hecho: Salgado sale ya sin grande ruego, Mas no sin gran doblez de inicuo pecho. De Santa Cruz, saliendo como fuego, A las horcas de Chaves derecho; Veinte mancebos lleva arcabuceros, Y mas cincuenta infantes muy guerreros.

No; en el alma de Cristeta no cabía la doblez de hacerse valer como doncella intacta..., y aún era menos admisible la suposición de que ella, tan poética y desinteresada, cobrase amor a un hombre capaz de quererla como propia sabiendo que otro la gozó primero. Lo cierto era que él había tenido sucesor, y la existencia del niño demostraba que el reemplazo fue rapidísimo.

La marquesa, particularmente, estaba como niño con zapatos nuevos con la amistad de aquella señora, que era afable sin fingimientos, y buena sin doblez.

Bailaba al son de sus instrumentos, obstruyendo el camino, y se negaba á obedecer á la fuerza pública cuando ésta pretendía alejarla del Hombre-Montaña. Todos querían tocarle después de haberle visto. Se subían sobre sus zapatos, se metían en el doblez final de sus pantalones.

Sonrió al oírse llamar de aquel modo tan nuevo y perdóneme la memoria de un corazón irreprochable, incapaz de doblez ni de traición su sonrisa, sin que ella lo advirtiera, tenía significado tan cruel que acabó de desconcertarme. Se inclinó hacia ... y no ni lo que le dije ni lo que dijo ella: vi sus ojos rebosantes de dulzura cerca de los míos... Luego todo dejó de ser inteligible para .

La vanidad austríaca no hubiera puesto su boca prominente debajo de la nariz borbónica, símbolo de doblez, con más acierto y simetría que como estaba en la cara de Fernando VII. Dos patillas muy negras y pequeñas le adornaban los carrillos, y sus pelos, erizados á un lado y otro, parecían puestos allí para darle la apariencia de un tigre en caso de que su carácter cobarde le permitiera dejar de ser chacal.

»Vas a cambiar de género de vida, de hábitos y costumbres, hasta de ambiente respirable, que no son iguales las auras puras de estos campos cercanos, al aire viciado de la ciudad. Aquí, por más que haya doblez y engaño, no son la maldad tan refinada ni la hipocresía tan astuta; allí la cortesanía hace el daño más hondo y más disimulada la torpeza.

Hallábase Mariano a la sazón a punto de consumar su sabiduría en aritmética parda; se le había desarrollado ya el genio de los cálculos, el furor de la adquisitividad, y las facultades obscuras de la adaptación, del disimulo y de la doblez. Después de aquella noche en que le dejamos arrinconado en el banco del recibimiento, asistió de nuevo con puntualidad al taller. Trabajaba por hipocresía.

No fingas, no; que es grande picardia: Refiere sin doblez lo que ha pasado, Con nimiedad escrupulosa y pia; Y en todo cuanto escribas ten cuidado De no olvidar las fechas y las datas, Que así lo debe hacer un hombre honrado.