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Fui transportado a una farmacia, y mientras me curaban, apareció el chauffeur, bastante indignado. El chauffeur pretendía que su automóvil no había chocado conmigo, sino al contrario, que yo había chocado con su automóvil. Usted gritaba se ha echado encima de nosotros. Pero ¿con qué objeto? le preguntaba yo. A lo cual el chauffeur hacía un gesto vago como diciendo: ¡Lo ignoro!

Mi tío tenía razón; no sois el Pico de la Aguja Verde. ¿El Pico de la Aguja Verde? preguntó sorprendido. , mi tío pretendía... pero ¿qué importa eso? ¿Quién os ha dicho lo que ignorabais al partir? Mi padre, el señor de Pavol, y un montón de cosas que he venido recordando desde hace dos meses. ¿Es cierto, entonces, que el amor atrae al amor? Nada es más cierto, mi querida novia.

Luisa, sin embargo, se resolvió a hacer lo que pretendía a despecho de su amiga, y llegándose a Lola, le dijo: Mira, Asunción tiene que decirte una cosa; ve a sentarte junto a ella. Lolita se vino hacia la melancólica niña y le preguntó cariñosamente tocándole la cara: ¿Qué tienes que decirme, Chonchita?

Vas á seguir en las tierras.... Pásate mañana por casa... hablaremos. Me pagarás como mejor te parezca. Y doblaba su cuerpo, evitando que se le acercase el tío Barret. Pretendía escurrirse, huir de la terrible hoz, en cuya hoja se quebraba un rayo de sol y se reproducía el azul del cielo.

Queriendo retardar la exposición de estos negocios, habló de las dificultades que la habían obligado á presentarse en Villa-Sirena sin anunciar su visita. El príncipe podía tener confianza en la exactitud con que su «chambelán» cumplía sus órdenes. Una buena persona el tal coronel, pero intratable, lo mismo que un perro feroz, cuando alguien pretendía que desobedeciera á su amo.

La he rasgado y la he quemado temeroso de volver a la locura si leo mucho ese fragmento horrible. Pero su recuerdo está fijo en mi memoria. Un día entré yo en mi casa, como suele entrarse por casualidad, sin ser notado. En el gabinete de mi mujer hablaba un hombre. Uno de mis mayores amigos. Pretendía una cosa horrible. Pretendía que ella me hiciera traición. Yo maté a aquel hombre.

Al punto en ella reconoció a la que había visto con la Burlada días antes, camino de la Puerta de Toledo. Pretendía la tal que Benina subiese con ella a un cuarto alto de la casa de corredor, donde le mostraría el más lastimoso cuadro que podría imaginarse.

Más de una vez me han ofrecido sus coronas de duque o de marqués, creyendo que con esto me aprisionaban, me podían conservar, cuando yo sintiendo fastidio pretendía levantar el vuelo. ¡Casada yo! ¡Qué disparate!... Reía como una loca con una risa que hacía daño a Rafael.

Á fuerza de habilidad había logrado ocultarlo á todo el mundo, y aun pretendía con mil artificios ocultárselo á mismo, pero en vano. La triste verdad, que á su despecho se imponía, le roía el corazón y le quemaba la sangre. Comenzó á vivir en un estado de zozobra que al cabo se le hizo insoportable.

Disculpáronse los judíos con decir que el cabildo con sobra de codicia pretendia mas dinero del que ellos debian entregar por el tributo. Su hijo don Alfonso X, á quien justamente da la fama el nombre de Sabio, se sirvió para componer sus Tablas, de la ciencia de los mas doctos judíos i árabes.