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¿La pequeña Irma, que tenía las manos tan rojas y la deplorable costumbre de pisar los moñigos de vaca? La pequeña Irma es ahora una joven que vuelve de Santa Clotilde con todos los diplomas y tan hecha a las buenas maneras, que desprecia soberanamente a los aldeanos, empezando por el bueno de su padre. Prefiero, entonces, la antigua Irma.

Una pastora, llamada Amaranta, cuyo esposo ha muerto, se enamora de otro pastor denominado Jacinto; pero como éste la desprecia por otra, lo acusa aquélla del asesinato de su esposo, para forzarlo á elegir entre su mano ó la muerte; el pastor permanece fiel á su amada en trance tan mortal, hasta que Amaranta, conmovida de su firmeza, retira la acusación.

, , comprendo ahora que he sido una loca, que tratando de hacer un bien he causado un terrible mal... Su Ilustrísima me desprecia y tiene razón, porque no soy más que una pobre tonta... Pero no es eso lo malo... Lo horrible es que de aquí en adelante estará prevenido contra un pobre inocente... ¡Jesús de mi corazón, qué tentación ha sido la mía!...

Quien supiera o pudiera apartar el ramaje vistoso de ideas más o menos contrahechas y de palabras relumbrantes, que el señorito de Santa Cruz puso ante los ojos de su mujer en la noche aquella, encontraría la seca desnudez de su pensamiento y de su deseo, los cuales no eran otra cosa que un profundísimo hastío de Fortunata y las ganas de perderla de vista lo más pronto posible. ¿Por qué lo que no se tiene se desea, y lo que se tiene se desprecia?

He jurado no tenderle la mano aunque la vea con agua al cuello. Si fuese como Dios manda, una persona arregladita y económica, la sangre de mis venas le daría; pero a una derrochadora, que sólo se acuerda de su hermano en los apuros, y cuando tiene cuatro cuartos desprecia sus consejos, a ésa no le doy ni esto.

Entonces, ella me hace ojitos... me mira dulcemente con sus ojos inocentes, con sus queridos ojos de color azul pálido, y murmura con voz lánguida: Usted es el hombre mejor y más noble del mundo; yo podría amarlo, adorarlo, pero... Pero, ¿qué? ¡Ah! ¡qué feo, qué bajo es todo esto!... Dígame que no quiere saber nada conmigo, que me desprecia. No merezco otra cosa.

7 El alma saciada desprecia el panal de miel; mas al alma hambrienta todo lo amargo es dulce. 9 El ungüento y el incienso alegran el corazón; así la dulzura del amigo con el consejo del alma. 10 No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.

El que mire con atencion lo que han escrito contra la Medicina algunos Críticos, así extraños, como Españoles, conocerá que por la mayor parte es amontonamiento de razones sofisticas, pues se desprecia la Medicina en general y absolutamente por solos los defectos, ó ignorancia de sus Profesores, lo qual le es accidental.

Doña Paula era de natural bondadoso y tierno, amiga de los pobres y generosa; pero tenía la altivez irreflexiva y la susceptibilidad exagerada de las artesanas de Sarrió. No, mamá, no se trata de eso. ¿Quién te ha dicho que Gonzalo desprecia a Cecilia? misma. ¿Por qué no la quiere entonces? Venturita se detuvo un instante, y respondió con firmeza: Porque me quiere a .

El orgulloso á quien he descrito mas arriba no podia llamarse propiamente vano, y no obstante su conducta inspiraba algo peor que la vanidad misma: sobre la indignacion provocaba tambien la burla. La vanidad. El simplemente vano no irrita, excita compasion, presta pábulo á la sátira. El infeliz no desprecia á los demas hombres, los respeta, quizas los admira y teme.