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Y es así que quando hay tramoyas tales, Nuestras caxas engordan y bureo, Y sin guerra vivimos con reales. Y esta niña, á mi ver, tiene deseo, Más que nosotros, de acertar, y es llano Que acertará con voz, pies y meneo. De todo nos da indicio soberano El examen presente; y así, amigos, Desde luego le dad ripio á la mano.

Dice, pues, la historia que cuando el bachiller Sansón Carrasco aconsejó a don Quijote que volviese a proseguir sus dejadas caballerías, fue por haber entrado primero en bureo con el cura y el barbero sobre qué medio se podría tomar para reducir a don Quijote a que se estuviese en su casa quieto y sosegado, sin que le alborotasen sus mal buscadas aventuras; de cuyo consejo salió, por voto común de todos y parecer particular de Carrasco, que dejasen salir a don Quijote, pues el detenerle parecía imposible, y que Sansón le saliese al camino como caballero andante, y trabase batalla con él, pues no faltaría sobre qué, y le venciese, teniéndolo por cosa fácil, y que fuese pacto y concierto que el vencido quedase a merced del vencedor; y así vencido don Quijote, le había de mandar el bachiller caballero se volviese a su pueblo y casa, y no saliese della en dos años, o hasta tanto que por él le fuese mandado otra cosa; lo cual era claro que don Quijote vencido cumpliría indubitablemente, por no contravenir y faltar a las leyes de la caballería, y podría ser que en el tiempo de su reclusión se le olvidasen sus vanidades, o se diese lugar de buscar a su locura algún conveniente remedio.

Suplica a V. M. mande se devuelban al oficio de la furriera donde tocan y sobre este punto mandarse informar de los oficiales más antiguos de la casa. De que doy aviso a V. M. para que, por lo que le toca, tenga cumplimiento el referido acuerdo del Bureo. Guarde Dios a V. M. muchos años como deseo. Madrid y Noviembre 19 de 1659 años. Gaspar de Fuensalida. Señor Contralor.

Los trescientos dellos por cuenta de lo que se le debe de pinturas que hace para mi servicio, y los ciento restantes por cuenta de una pintura de Baco que ha hecho para mi servicio, que con su carta de pago, o de quien su poder hubiere y esta mi cédula, habiendo tomado razón della el Grefier de mi Bureo, que ha de prevenirlo para que a la persona que se hubiere entregado o entregaren las dichas pinturas, se le carguen para que cuenta de ellas, tomándola asimismo los dichos contadores de la razón serán bien pagados, y mando se reciban y pasen en cuenta, en la que diereis del dicho nuestro cargo sin otro recaudo alguno, y apruebo y tengo por bien lo hayáis cumplido antes de ahora en virtud de orden de mi contador mayor.

Salíme a la calle Mayor y púseme enfrente de una tienda de jaeces, como que concertaba alguno. Llegáronse dos caballeros, cada cual con su lacayo. Preguntáronme si concertaba uno de plata que tenía en las manos; yo solté la prosa y con mil cortesías los detuve un rato. En fin, dijeron que se querían ir al Prado a bureo un poco, y yo, que si no lo tenían a enfado, que los acompañaría.

En Madrid a 18 de Setiembre de 1628 . Al Conde de los Arcos, en Bureo».

La bacía del barbero, colgada sobre la muestra y rodeada de una sarta de muelas rancias ya, brillaba como plata. Reinaba la soledad, los vecinos se habían ido a misa o de bureo, y media docena de párvulos, confiados al Ángel de la Guarda, se solazaban entre el polvo y las inmundicias del arroyo, con la chola descubierta y expuestos a un tabardillo.

Baco donde ella esta, su gusto anuncia, Y ella derrama en coplas el poleo, Compa, y vereda, y el mastranzo, y juncia. Pero aquesta que ves, es el aseo, La gala de los cielos y la tierra, Con quien tienen las musas su bureo, Ella abre los secretos y los cierra, Toca y apunta de qualquiera ciencia La superficie y lo mejor que encierra.

Cuando supo toda la verdad, tuvo un momento de indignación y de protesta valiente, como al dar su mano a Melchor; pero ya era tarde para remediar el mal. El doctor había jugado fuerte, perdiendo miles de duros; mantenía queridas costosas por pura ostentación y emprendía viajes divertidos por toda España con audaces compañeros de bureo. La fortuna de doña Manuela estaba casi destruida.

Diego Velázquez me ha representado, que de las pinturas que ha hecho para mi servicio desde el año 628 hasta el de 640, y de los gajes de pintor de los años desde 630 hasta 634 que faltó la consignación, se le restan debiendo 34.000 reales, porque lo demás se le ha pagado en los 500 ducados que le mandé librar en los ordinarios de los de la dispensa por meses, desde 640, suplicándome que sea servido de mandar que estos 500 ducados se le cumplan a 700 y se le paguen en la misma consignación hasta que le haga merced de acomodarle en cosa equivalente para poderse sustentar, con que se dará por satisfecho de esta deuda y de las demás pinturas que ha hecho e hiciere adelante: y porque he venido en concederle lo que pide, el Bureo dispondrá que así se ejecute, previniendo lo necesario para ello.