United States or North Korea ? Vote for the TOP Country of the Week !


La quarta, los grandes placeres que al tiempo de la ejecucion de los autos se hazen, en quanto queman las personas, teniendo banquetes, ventanas, y palenques, como quando hay grandes fiestas, ó corren toros. La quinta es, que todas las personas de la nacion envidiada, son tan mal queridas del pueblo, como por experiencia se vió en los apuntamientos hechos en las Córtes contra ellos.

Cuando supo toda la verdad, tuvo un momento de indignación y de protesta valiente, como al dar su mano a Melchor; pero ya era tarde para remediar el mal. El doctor había jugado fuerte, perdiendo miles de duros; mantenía queridas costosas por pura ostentación y emprendía viajes divertidos por toda España con audaces compañeros de bureo. La fortuna de doña Manuela estaba casi destruida.

Aunque por un refinamiento de hombre gastado le placiesen para queridas las mujeres de genio vivo y hasta un poco agresivas, los arranques de la hija del sillero rebasaban ya los límites de lo tolerable. No era posible continuar. Sus planes sabios corrían peligro de hundirse para siempre con aquella chiquilla violenta y caprichosa.

En efecto, no bien embarqué en Río, levó anclas el barco de vapor y empezó a andar, dejando un surco de espuma, si por una parte la vista de la ciudad y de la fértil y risueña costa que iba desvaneciéndose, y el recuerdo de las personas queridas, hicieron brotar de mis ojos algunas lágrimas, por otra parte sentí que se me ensanchaba el pecho, que surgía para como una nueva juventud, y hasta imaginé que el fresco vientecillo que corría, húmedo y salado, agitaba mis recuerdos tristes, como si fuesen las hojas secas de un árbol, y los arrojaba en el surco que la nave iba formando, a fin de que en el árbol, libre de aquel peso enojoso, brotasen con premura nuevas hojas y nuevas flores.

Los detalles se precisaban con una claridad implacable. ¡Todo había acabado! Aquella indigna traición barría, como una irresistible tormenta, todas sus queridas reliquias del pasado y convertía la llama en cenizas... ¡Todo había acabado!

Nunca le había estorbado aquella infeliz señora, ni en sus trabajos ni en sus vicios. Aunque sus queridas, sus extravagancias en el orden erótico eran conocidas de todo el mundo, D.ª Carmen o las ignoraba o fingía ignorarlas. Sin embargo, la última infidelidad del duque, la relación con la Amparo habíale acarreado disgustos.

CLEOPATRA. ¡Ah, mis queridas compatriotas! Todas juramos, pero no adelantamos nada con eso. Estos romanos son tan mal educados y brutales, que no se puede esperar de ellos que respeten nuestros juramentos. Al mío le he hecho sangre con los dientes en las narices. ¿Te acuerdas de él? Es un patán, un bruto. ¡Me estrechaba tan rudamente entre sus brazos! ¡Pobre marido mío!

El duque, que hasta entonces había logrado mantener su independencia frente a sus queridas y eso que de algunas llegó a prendarse fuertemente, se encaprichó de tal modo por ésta, que al poco tiempo le toleraba frisos que ajaban su dignidad y tiempo adelante actos que aún más la escarnecían.

respondí mientras sentía en el corazón un agudo dolor, es el término para hablar de la muerte de las personas queridas... La esperanza, palabra de alegría y de dicha, se convierte en ciertas circunstancias en sinónima de tristeza y de luto... Boulmet hizo el gesto vago de un hombre que no puede cambiar nada de las cosas y siguió su relato sin que la abuela hubiese manifestado la menor emoción.

El genio de la muerte, Pausanias, el que hace cesar todos los cuidados y dolores, le había aparecido á Apeles en los momentos solemnes de los actos anteriores, para arrebatarle las prendas más queridas. Pausanias sale ahora de entre las ruinas. Apeles le pide la muerte, y Pausanias le dice que él no puede morir. Todo muere ó ha muerto, sin embargo, en torno suyo. Palmira está ya casi desierta.