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La consignacion de un hecho muy sabido: pues á esto equivale el hacer notar que la intuicion del espacio es una condicion subjetiva necesaria para que podamos percibir las cosas unas fuera de otras. La renovacion del idealismo; en cuanto se niega á esta extension toda realidad, considerando las cosas, y su disposicion en el espacio, como puros fenómenos, ó sea meras apariencias.

Diego Velázquez me ha representado, que de las pinturas que ha hecho para mi servicio desde el año 628 hasta el de 640, y de los gajes de pintor de los años desde 630 hasta 634 que faltó la consignación, se le restan debiendo 34.000 reales, porque lo demás se le ha pagado en los 500 ducados que le mandé librar en los ordinarios de los de la dispensa por meses, desde 640, suplicándome que sea servido de mandar que estos 500 ducados se le cumplan a 700 y se le paguen en la misma consignación hasta que le haga merced de acomodarle en cosa equivalente para poderse sustentar, con que se dará por satisfecho de esta deuda y de las demás pinturas que ha hecho e hiciere adelante: y porque he venido en concederle lo que pide, el Bureo dispondrá que así se ejecute, previniendo lo necesario para ello.

Como los enamorados, q. se entretienen en desgustos en absencia de lo q. aman, assy yo hallo alguna satisfaccion de ser mal tratado en absencia de V. Ex.^a A V. Ex.^a dixo el Rey ay lo q. V. Ex.^a me refirió. A Mr. Zamet, q. dixesse a Roni q. no me tocase en la consignacion de mi pension. A Mr. de Frene lo mismo. Al Sr. Gil de Mesa, dándole un papel mio sobrello, yo lo quiero assy, yo lo mandaré.

En tal caso la filosofía degenera en filosofismo. Consignacion de los hechos, exámen concienzudo; lenguage claro; aquí cómo concibo la buena filosofía. Por esto no dejará de ser profunda, á no ser que por profundidad entendamos tinieblas: los rayos solares alumbran en las mas remotas profundidades del espacio.

Antes de emprender la marcha, procurando reunir recursos, pidió que se le pagasen atrasos que se le debían de cierta consideración para quien no estaba espléndidamente remunerado: y porque se vea hasta donde llegaba el desorden en la administración de la casa real, he aquí la orden dictada por Felipe IV para que cobrase: «Diego Velázquez me ha representado, que de las pinturas que ha hecho para mi servicio desde el año 628 hasta el de 640, y de los gajes de pintor de los años desde 630 hasta 634 que faltó la consignación, se le restan debiendo 34.000 reales, porque lo demás se le ha pagado en los 500 ducados que le mandé librar en los ordinarios de los de la dispensa por meses, desde 640, suplicándome que sea servido de mandar que estos 500 ducados se le cumplan a 700 y se le paguen en la misma consignación hasta que le haga merced de acomodarle en cosa equivalente para poderse sustentar, con que se dará por satisfecho de esta deuda y de las demás pinturas que ha hecho e hiciere en adelante, y porque he venido en concederle lo que pide, el Bureo dispondrá que así se ejecute, previniendo lo necesario para ello.

Decir que un raciocinio puede ser principio fundamental, es una contradiccion manifiesta. Pero si tomamos el principio de Descartes en el sentido explicado anteriormente, esto es, como un raciocinio sino como la consignacion de un hecho, la contradiccion cesa; y es cuestion digna de examinarse la de si merece ó el título de principio fundamental y de qué manera.

El resultado de la información hecha por este distinguido General, fué disponer un aumento considerable en la consignación que para los gastos de esta isla se incluía en el presupuesto, y venir en conocimiento de que «el sistema de pasividad que se venía observando en Mindanao era el menos á propósito para adelantar en la importante empresa de su gradual ocupación y dominio; que lejos de eso, no haciendo nada en el terreno material, entendía que se había perdido y se siguió perdiendo su autoridad moral, lo que merced al sistema de contemporización ganaban en confianza de su propia fuerza y poder las razas no sometidas, y era de parecer que se debía iniciar un período de actividad sin comprometerse en grandes y costosas operaciones».

Más agrio á medida que el tiempo trascurría, volvía á decir al Condestable en 1604: «Dijo el Rey á Roni que no me tocase en la consignación, y Roni no quiere, y tres meses que debo el pan que como. Pero más ha hecho el Sr. Gil de Mesa hoy, que ha dicho á M. de la Varenne que, si el Rey no quiere, que hable claro y no nos traiga engañados, que buscará Antonio Pérez un amo á quien servir.

¡No faltaba más...! ¡Ya lo creo que se los daré! exclamó don Ramón, que era hombre caritativo, echando mano a la cartera. Pero de pronto se detuvo, quedó un instante suspenso y por fin, levantándose, fue a su despacho. Miró su libro de gastos y vio que el día anterior había quedado agotada la consignación mensual de limosnas.

Sin embargo, leyendo con atencion sus palabras, y cotejándolas unas con otras, se ve que no era esta su idea; aunque tal vez no habria inconveniente en decir que no se daba exacta cuenta á propio de la diferencia que acabo de indicar, entre un raciocinio y la simple consignacion de un hecho; y que al concentrarse en mismo, no tuvo un conocimiento reflejo bastante claro del modo con que se apoyaba en su principio fundamental.