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Su hermano, ¿está Vd.? es cura y ha venío hace cosa de dos meses; y como es cura y muy carca, les está golviendo tarumba, y trae la casa patas arriba; quié que vayan a misa, que recen más que un ciego; en fin, que no le puén aguantar... ni yo tampoco. ¿Por qué? Hasta conmigo se ha metío el muy lioso.

Los primeros trabajos literarios se revisten de la influencia del maestro, y ha acertado á veces á imitarle tan de cerca en las composiciones lijeras, que aprovechamos esta ocasion para devolverle la propiedad de la poesía titulada «Noches de Diciembre» que por inadvertencia atribuimos á Echeverría.

Como suelo pasarme las horas muertas en el Carmen Calzado dije yo he visto entrar varias veces a lord Gray en busca del padre Florencio, que es el mejor catequizador de ingleses que hay en todo Cádiz. Lord Gray no ha de faltar esta noche dijo doña María . Y usted, Sr. D. Gabriel, ¿no nos acompañará algunos ratitos?

"Adriana, mi único desahogo es escribirte aquí, en estas páginas que nadie ha de leer nunca.

En la ciudad llamábanla todos por el cariñoso y popular nombre de doña Tula; pero Rosalía jamás le apeaba el título, y todo era: «condesa esto, condesa lo otro y lo de más allá». Esta bondadosa y noble señora era hermana de la condesa de Tellería y de Alejandro Sánchez Botín, que ha sido diputado tantas veces y ha figurado ya en media docena de partidos.

¡, víbora, ! ¡Pero yo he tenido padres sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delirio! ¡Yo hubiera tenido hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos!

Tiene toda la sangre en la cabeza, suda como cavador, cierra las manos, hace gestos de desesperación cuando se pierde un actor. Si lo dije, si no sabe el papel. ¿Silban? ¿Qué murmullo es ese? Bien, bien; este aplauso ha venido muy bien ahí: esto va bien; ese trozo tenía que hacer efecto por fuerza. ¡Bárbaros! ¿Por qué silban?

Cuando acabamos de comer: ¿Ha subido usted alguna vez allá arriba? me dijo la señora de Laroque designando la cumbre de una colina muy elevada que domina la pradera. No, señora. Ha hecho usted muy mal. Vese desde allí un magnífico horizonte. En tanto que se pone el tiro, Margarita puede acompañarle, ¿no es así Margarita? ¿Yo, madre mía?

Estos días ha estado un poco enfermo. Me lo ha dicho el criado manifestó dirigiendo una mirada tímida a la mesa donde jugaba su marido.

Pero Fontenoy, que es una gran cabeza, las ha visitado todas, y tengo en él una confianza absoluta. Yo no hago en realidad mas que poner mi firma en los informes de las personas competentes que él envía allá, para tranquilidad de los accionistas. El español no pudo evitar que sus ojos reflejasen cierto asombro al oir estas palabras.