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Desde luego se apercibe el viajero que Bayona es ciudad de alguna importancia; la animacion que reina por todas partes habla en pro de su riqueza y movimiento comercial: vida literaria ninguna. Hoteles y algunos edificios notables embellecen el interior de la ciudad: las plazas, en general grandes y hermosas, entretienen agradablemente la atencion.

Segun esta doctrina las ideas son vanas formas de nuestro entendimiento que no significan nada, ni pueden conducir á nada; no obstante de que entretienen á nuestra inteligencia ofreciéndole un campo inmenso para sus combinaciones, el mundo que le presentan es de pura ilusion que para nada puede servir en la realidad.

Allí está toda la historia del estilo gótico, desde el godo, anterior á la invasión de los bárbaros, hasta el gracioso y puro del siglo XIII. Allí hay portadas más bellas que las de Nuestra Señora de París y que las elegantísimas de las catedrales de Burgos y Sevilla; allí atrevidas bóvedas, vistosos rosetones, aéreos doseletes, casetones cuajados de estatuas en miniatura, vidrieras de colores que filtran dulcemente la luz del cielo, y mil y mil molduras y archivoltas que entretienen la vista y la imaginación por su interminable variedad.

En las proposiciones complexâs no se podrá averiguar bien si son contradictorias, si no se desembarazan los miembros de la composicion, y se comparan unos con otros. Los Dialécticos de las Escuelas, demas de estas cosas, que tratan con suma prolixidad, se entretienen en la equipolencia y conversion de las proposiciones.

Pero tampoco en Los Ángeles estaba su reposo, y no paró hasta tres cuartos de hora más allá, en el pueblo de Hollywood, donde se fabrican la mayor parte de los films que entretienen á la humanidad presente. Admiró la fresca hermosura de una población creada en pocos años, por la necesidad de sol y de cielo límpido que tiene la cinematografía.

Una de aquellas noches de los dúos forzosamente castos, con reservas mentales, abrió ella la puerta, pasó él, y sentados en el sofá lo más cerca que permitían el pudor y el respeto, comenzaron la cantata mil y tantos diciéndose esas eternas frases juntamente dulzonas, picarescas, inocentes, maliciosas, arteras, ingenuas, sinceras y mentidas, muchas veces estúpidas, pero siempre gratas, con que se entretienen y engañan los amantes mientras se prepara la catástrofe del drama a que la Providencia les tiene predestinados.

Por medio del «séptimo arte», un autor puede en la misma noche contar su historia imaginada á los públicos de Nueva York, Londres y París, á las muchedumbres cosmopolitas de los grandes puertos del Pacífico á los árabes que llegan á caballo al aduar del desierto donde funciona el modesto aparato del cinematografista errante, á los marineros que invernan en una isla del Océano Glacial y entretienen sus noches interminables con el relato mudo de las novelas luminosas.

-Así me parece a -respondió Cardenio-, porque, según da indicio, él tiene por cierto que todo lo que estos libros cuentan pasó ni más ni menos que lo escriben, y no le harán creer otra cosa frailes descalzos. -Mirad, hermano -tornó a decir el cura-, que no hubo en el mundo Felixmarte de Hircania, ni don Cirongilio de Tracia, ni otros caballeros semejantes que los libros de caballerías cuentan, porque todo es compostura y ficción de ingenios ociosos, que los compusieron para el efeto que vos decís de entretener el tiempo, como lo entretienen leyéndolos vuestros segadores; porque realmente os juro que nunca tales caballeros fueron en el mundo, ni tales hazañas ni disparates acontecieron en él.

De esta suerte se excita la curiosidad, se aviva la fantasía y se inventan teorías, dogmas y otras ingeniosidades, que nos entretienen y consuelan durante nuestra existencia terrestre; de todo lo cual careceríamos, siendo mil veces más infelices, si de puro rudos no se nos presentase el misterio, o si de puro hábiles llegásemos a desentrañar su hondo y verdadero significado.

Se despedían las damas con una sospecha maliciosa. ¿Qué hacía allí esperando? ¿Alguna nueva aventura que le deparaba su buena suerte?... Y la sonrisa de todas ellas tenía algo de grave: una sonrisa de personas mayores que conocen el verdadero significado de la vida y sienten conmiseración ante los ilusos que aún se entretienen con frivolidades.