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El huésped caritativo y servicial se alejaba, sin dar siquiera una mirada de despedida en que recoger el tributo de gratitud que le era debido, si es que existía alguna en los corazones de aquellos á quienes había servido con tanto celo.

Su padre fue mayordomo de un grande de España, quien, por los tiempos en que aún llamaban Pepito a don José, le empleó en una oficina pública para que no anduviera metiendo bulla todo el día en los pasillos del caserón señorial, y aquel rasgo de caritativo egoísmo determinó el porvenir del muchacho.

Mujer antes de tiempo por las penas, las pesadas cargas y las duras realidades de la vida, Liette seguía siendo una muchacha por su mentalidad, por su corazón y por sus ilusiones, y era caritativo el recordarle de un modo tan hábil que sus veinte años resplandecían también en su cara.

El engaño caritativo del Padre Alesón fué decirle a Belarmino que Angustias, por el bien parecer, se alojaba en un convento, hasta el día del desposorio, y que, por lo pronto, para evitar situaciones difíciles, lo más prudente era que no se viesen padre e hija.

La Beaudoin, al retirarse después de treinta años de servicios, se había jactado de continuar gobernando los «Correos y Telégrafos» bajo su sucesora, «una persona tan joven y tan inexperimentada a la que sería caritativo guiar y aconsejar

Desde aquel punto y hora, Julián se desvió de la muchacha como de un animal dañino e impúdico; no obstante, aún le parecía poco caritativo atribuir a malos fines su desaliño indecoroso, prefiriendo achacarlo a ignorancia y rudeza. Pero ella se había propuesto demostrar lo contrario.

Además, eres honrado, veraz y tienes buen corazón, todo lo que se necesita para ser sacerdote caritativo y digno. Confío que nunca me motejarás, ni con el pensamiento, por haberte empujado por ese caminoNunca se lo motejé, ni con el pensamiento. Ella hizo lo que en conciencia juzgó más conveniente, lo que quizá fué más conveniente. Entré en el Seminario, de edad de quince años.

El padre comisario general apoyó al padre Arce, presentando, entre otros argumentos, el siguiente que, a su juicio, era capital y decisivo: La conservación del feto es de derecho natural y el precepto de la clausura es de derecho positivo, y por consideración al último no sería caritativo exponer una mujer al aborto.

La orquesta toca otro vals, el público protesta; afortunadamente se presenta un héroe caritativo que distrae la atencion y redime al empresario; es un señor que ha ocupado una butaca y se niega á cederla á su dueño, el filósofo don Primitivo. Viendo que sus argumentos no le convencían, don Primitivo acude al acomodador. ¡No me da la gana! le responde el héroe fumando tranquilamente su cigarrillo.

El caballero se aventura, pues, y se afana interesadamente, esperando galardón; pero, supuesto el caso extraño de que no le esperase, ya no podría equipararse con el cristiano caritativo, en quien jamás ha de suponerse que la esperanza fallezca. En el concepto que tiene de su Dios va implícita la idea de su bondad, de su omnipotencia y de su justicia, y en ellas libra la seguridad de la paga.