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Por otra parte, las cartas y proclamas de los patriotas penetraban misteriosamente en el Callao alentando a los conspiradores. Hoy descubría Rodil una conspiración, e inmediatamente, sin fórmulas ni proceso, mandaba fusilar a los comprometidos, y mañana tenía que repetir los castigos de la víspera.

Mustafá se acercó a ella cojeando; se sentó, me miró, y siguió con sus dolientes gruñidos. Sospeché no qué horrible cosa, y me aterré. ¿Pero qué sucede? la pregunté alentando apenas. Sucede, contestó Amparo, mirándome al través de sus lágrimas, que esa infame mujer ha querido hacerme infeliz. No pude contestarla: sentí que toda mi sangre se reconcentraba a mi corazón.

Constantemente preocupada de la situación penosa y precaria de su amiga Beatriz, recordaba ella que antes de los desastres de la familia de Sardonne, había demostrado aquella joven serias aficiones por la pintura a la acuarela, y la señora de Aymaret se dijo que Fabrice podría darle algunas lecciones durante su residencia en los Genets, alentando al mismo tiempo sus naturales disposiciones y dando así vida a sólidas aptitudes que podrían asegurar tal vez a la huérfana una existencia independiente en lo futuro.

¡Ah! ¿y quién es? La Dorotea. ¡La querida del duque de Lerma! Eso es. ¡Y esa mujer...! Está loca por don Juan. ¿Y esa mujer puede...? Ya lo creo... pero si os ayuda, será necesario que vos la ayudéis. Y el rostro del bufón, al decir estas palabras, tenía algo de terrible. Vamos, pues, vamos dijo Montiño alentando una esperanza ; ¿y está muy lejos la casa de esa comedianta?

No es extraño, pues, que conociendo todo lo ridículo y peligroso de la escapatoria, la favoreciese, alentando al P. Gil, disipando sus escrúpulos. No veía en ella más que un medio de librarse para siempre de aquella insufrible verruga que le había salido. Lo primero que hizo la joven fue pedir al ama una maleta para colocar en ella la ropa que su confesor había de necesitar en el viaje.

No, vos no dijo alentando apenas la duquesa ; decid á la señora condesa de Lemos que entre. Poco después entró una joven como de veinticuatro años, hermosa, viva, morena, ricamente vestida, y sobremanera esbelta y gentil. A la primera mirada comprendió que sucedía algo terrible á la duquesa. ¿Qué es esto, señora? la dijo ; estáis pálida, mortal, tembláis... ¿qué os ha sucedido?

De persona es esta carta que os alegrará, cuando el duque, por ser vuestro padre y por pensar como pensáis, os entristece. Pero, ¿de quién es? Oledlo, y ver si trasciende á hermosura, y á amor, y á gloria para vos, que, como sois joven, buscáis la gloria en una mujer. ¡De doña Clara! exclamó alentando apenas el joven.

Y lo más sensible del caso era que aquel hombre excelente, alentando en su pecho un amor generoso de que se dan muchos ejemplos entre los marinos, había tomado por compañera á una joven inútil para el trabajo, pues accidentalmente perdió varias falanges de los dedos. ¡Situación horrible la de esta mujer inválida, en cinta y viuda! Hízose una colecta, y yo llevé á Royan mi pequeño óbolo.

Por comisión y mandado de los señores del Consejo, he visto la Segunda parte de don Quijote de la Mancha, por Miguel de Cervantes Saavedra: no contiene cosa contra nuestra santa fe católica, ni buenas costumbres, antes, muchas de honesta recreación y apacible divertimiento, que los antiguos juzgaron convenientes a sus repúblicas, pues aun en la severa de los lacedemonios levantaron estatua a la risa, y los de Tesalia la dedicaron fiestas, como lo dice Pausanias, referido de Bosio, libro II De signis Ecclesiae, cap. 10, alentando ánimos marchitos y espíritus melancólicos, de que se acordó Tulio en el primero De legibus, y el poeta diciendo: Interpone tuis interdum gaudia curis,

En la concavidad del escabón parece aletear un gran pájaro invisible que acordase su vuelo con la voz del viento y el tumbo de las olas. La cortina cenicienta de la lluvia ondula en el claro de luz que recorta la boca de la cueva. Algunas sombras llegan a cobijarse y se agrupan en el umbral, alentando afanosas de la carrera.