United States or Serbia ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡Jesús!, ¡Jesús! ¡No abran ustedes el balcón, que se nos va á meter aquí alguna bomba! ¿No oyen ustedes los cañonazos? ¡Jesús, que disparos tan fuertes! Señora, usted está soñando con los cañonazos. No te alarmes, Artemisa, Electra.... ¡Cierren ese balcón! Los cuatro jóvenes eran muy curiosos para contentarse con mirar desde el balcón.

No te alarmes dijo el aparecido . Dios me ha dado licencia para venir a encomendarte un asunto. Ve mañana al mediodía al portal de Botoneros y pídele a don Marcos Guruceta seis mil pesos que le di a guardar, y que están destinados para poner en el primer claustro la vida de nuestro santo patrón. Y dicho esto, la visión desapareció. El padre Antolín se quedó como es de presumirse.

«Aunque te necesitamos y por mucho que te alarmes cuando sepas el estado de Magdalena, no vengas, Antoñita, no vengas, hija mía, hasta que ella misma se decida a llamarte. Desgraciadamente estoy temiendo que no tardará mucho en hacerlo. ¡Ten compasión de , que sabes hasta qué punto la quiero! »Tu tío »Leopoldo de AvrignyVeamos lo que había acontecido.

Prometido, tía. Sobre todo, con la niña mucho cuidado.... No me la alarmes. Haré lo que usted me mande. Pocos momentos después salían ambos del despacho y entraron en el salón, donde ya había algunas personas de fuera. Durante la Cuaresma la marquesa de Alcudia recibía a sus amigos en las tardes de los viernes, dedicándose con ellos a la oración y a las prácticas religiosas.

¡Ten compasión, Pablo, de él y de ! exclamó la señora, mira, no iré a casa de Esteven, si no quieres; buscaremos por otro lado, volveré a casa de misia Petronila, correré la ceca y la meca... mismo, ¿por qué no sales y ensayas? ¡Hay que evitar, a todo trance, que Esteven vea el pagaré, a todo trance, Pablo!... No vendré a casa, sino cuando ya no pueda más; aunque sea de noche, no te alarmes... Y voy a pedirte una cosa: no digas nada a Quilito, que la ocasión no es de recriminaciones.

Al pronunciar estas palabras con voz débil, el señor Aubry trataba de sonreír. Señor protestó Huberto, usted me deja confuso; creo que puedo ser considerado por usted como perteneciente a su familia. La señora Aubry entró. Se dirigió hacia su marido, le tomó las manos y le preguntó, temblorosa: Amigo mío, ¿qué tienes? ¿qué ha sucedido? Jaime la interrumpió: Querida mamá, no te alarmes.

Parecía una serpiente negra y blanca estirándose poco á poco entre los cojines; iba saliendo de ellos como si fuesen peñascos de diversos colores. El único hombre que me ha hecho pensar un poco continuó con una voz de susurro , el único que me ha parecido distinto á los otros, eres ... No te alarmes: no es amor. No voy á invertir los términos, haciéndote una declaración.

A Gonzalo le hacía mucha gracia este resabio de su contrincante; y una noche, mientras se ahogaba el pobre hombre «meeroodeeando» a obscuras en el huero caletre media docena de palabras al acaso, acercose el otro con gran sosiego a Verónica, y, en el tono menos gangoso que pudo, le dijo al oído con mucha formalidad: No te alarmes, chica; pero es indudable que ese sujeto tiene planes siniestros contra ti.