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Prosiguió, pues, su vida de holganza, mayor aún desde que no tenía siquiera la obligación de mirar de vez en cuando los libros de jurisprudencia. Sólo la entretenía dedicándose a temporadas al cultivo de ciertos oficios manuales, y con la lectura de las obras románticas entonces muy en boga. Se hizo hábil ebanista, no tanto como su padre; luego le dio por la relojería.

Tenía ésta dos hermanos, antiguos traperos de Bellasvistas, que habían acabado por establecerse en el Rastro. Uno colocaba su puesto en la Ribera de Curtidores, dedicándose a la especialidad de armas y viejos instrumentos de música, que arreglaba con maestría extraordinaria. Otro era el grande hombre de la familia; todos hablaban de él con respeto, a causa de su riqueza.

Mientras se disponía la comida y llegaba la falúa de la Sanidad, que había ido a depositar a Isidorito como triste deportado en un árido paraje de la costa, señoras y caballeros se diseminaron, dedicándose a la caza o a la pesca, según las aficiones y aptitudes de cada cual.

Fué administrado espiritualmente por los PP. Franciscanos, y hoy lo es por el clero secular, siendo su párroco en la época á que se refieren estos viajes ó sean los años de 1878 á 1882 el Padre Llorente, quien después de hacer toda la campaña de la primera guerra civil al frente de bravos gastadores isabelinos, dejó las armas dedicándose á espirituales ejercicios, hasta llegar á la administración parroquial de Tabaco, el que le debe, gracias á su actividad y aficiones artísticas, no pocas mejoras.

El nombre del escultor Pedro Duque Cornejo y Roldán, es bien conocido de los amantes de las artes sevillanas, pues el número de sus obras es muy dilatado y encierran verdadero mérito. El año 1677 nació en Sevilla, dedicándose desde muy joven al dibujo y siendo discípulo del famoso Pedro Roldán, con quien empezó el estudio de la escultura, donde no tardó en hacer notables progresos.

Unos, creo que los benedictinos, anotaban libros viejos; otros fabricaban licores para las damas; los de más allá tenían unas manos de oro para jaulas de pájaros, y los Jerónimos estudiaban siete años de música, dedicándose cada uno al instrumento de su preferencia.

Y no queriendo decir más, se tragó todo el resto del vaso, dedicándose á la confección de un segundo «refresco» precipitadamente, para recobrar el tiempo perdido. Poco á poco se deshizo la prudente barrera que contenía su verbosidad, y habló con el mismo abandono de siempre; pero su flujo de palabras no arrastraba noticias precisas.

Desde el día siguiente de su vuelta a la catedral había quitado la funda a la máquina, dedicándose al trabajo con tenacidad taciturna, como un medio de pasar inadvertida en las Claverías y que la gente la perdonase su pasado.

No le quedaba más recurso que hacer solo frente a la desgracia, dedicándose a permanecer todo el día cuidando de su padre; pero aun esto era irrealizable, porque necesitaba ir a trabajar y no podía estar en dos sitios a la vez: atendiendo a su enfermo, ¿cómo ganar el jornal? yendo a la imprenta, ¿cómo asistir al padre?

Con sus ganancias compró tierra, mucha tierra, poco deseada por lo insegura, dedicándose á la cría de novillos, que había de defender carabina en mano de los piratas de las praderas. Luego se casó con su china, joven mestiza que iba descalza, pero tenía varios campos de sus padres.