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No se sabía adónde guarecerse, ni cómo evitar la angustia. Así transcurrió toda la mañana. Tomamos el café sobre las esteras de la galería, sin tener ánimo para hablar ni movernos. Los perros, estirándose y buscando la frescura de las losas, tumbábanse fatigados.

Un aullido espeluznante, al mismo tiempo que estallaba algo como una olla rota, y el joven caía de espaldas en el suelo. Juanón y Fermín, estremecidos de horror, corrieron hacia el grupo, viendo en el centro de él al muchacho, con la cabeza en un charco negro que crecía y crecía, y las piernas estirándose y contrayéndose con el estertor agónico.

Después de dedicar á esta operación una media hora, descansó algunos ratos, estirándose en el sofá de la sala. Por la mañana, entre nueve y diez, fue á la cobranza dominguera. Con el no comer y el mal dormir y la acerbísima pena que le destrozaba el alma, estaba el hombre mismamente del color de una aceituna.

Pero las mamas abandonaron, sus asientos perezosamente, estirándose el arrugado cuerpo del vestido de seda; y seguidas por las niñas, fueron al comedor, donde ya estaban el señor Cuadros y sus amigos. ¡Magnífica sorpresa! Todos los años se repetía, y no había nadie entre los invitados que no la esperase.

De pronto, se abrieron los paños como rasgados de alto a bajo, y dejaron ver un instante el ámbito de la estancia que ocultaban. El santuario de Fortuna era una alcoba. Hacia el fondo sonó el estallido desigual de un beso doble, y enseguida, salió tranquilamente un hombrecillo insignificante, feúcho, pequeñuelo y vulgar, que con aire de triunfo venía estirándose los puños y acariciándose la barba.

Yo no tomo píldoras sin saber la composición indicó Maxi con la mayor buena fe. Estos hombres felices son muy impertinentes. Salió a despedirles a la puerta de la botica, se puso muy tieso, y estirándose todo lo posible sobre la base de sus zapatillas, les siguió con la vista hasta que desaparecieron en lo alto de la calle. vi

Cansado de hablar y enormemente satisfecho de la mejoría de su hermana, levantose Bou del sofá de paja, emblandecido con colchonetes de percal rojo, y estirándose, dijo: «Matías, dame las llaves, que quiero ver lo de arriba». Entregando un sonoro manojo de llaves, Alonso miró a Isidora con atención recordativa.

Hacía muchas noches que no descansábamos tan bien dijo Cornelio estirándose . Ya era hora de que los piratas nos concedieran algún reposo. ¿Se oye algo? preguntó el Capitán. Nada más que el griterío de las aves, tío. Parece que el combate acabó. Me alegraría de que hubiesen llevado los piratas la peor parte dijo Van-Horn . Así nos dejarían tranquilos para siempre. Pronto lo sabremos, viejo.

Y D. Bernardo contempló con expresión de lástima a su sobrino, que apenas podía posar, estirándose mucho, la barba sobre la mesa, y meditó breves momentos: después continuó paseando.

Garrote empezó por desperezarse, estirándose tanto que cada remo parecía dispuesto a arrancarse por mismo del tronco y a caer al suelo por los lados de la cama. Las contracciones de la cara y el crujir de huesos eran como si el hombre despertase, más que del sueño de una noche, de un encantamiento de siglos.