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Queda bien, suena muy bien al oído: «La señora Princesa está servida. ¿La señora Princesa montará a caballo hoy?...» ¿Me divertiría siendo Princesa? y no... Entre todos los jóvenes que desde hace un año en París corren tras mi fortuna, este Príncipe Romanelli es hasta ahora lo mejor... Preciso será, que uno de estos días me decida a casarme... Creo que me ama... , ¿pero acaso lo amo?

Belisardo la acusa, en efecto, dándose traza de presentar al Rey, bajo un punto de vista desfavorable á la Reina, las atenciones que ella demuestra al Duque á causa de su mérito. Ordénase, pues, la celebración de un duelo para que la justicia de Dios decida de la culpa ó de la inocencia de la Reina.

1133 Y es misterio tan projundo lo que está por suceder, que no me debo meter a echarla aquí de adivino; lo que decida el destino después lo habran de saber. MARTÍN FIERRO 1134 al fin cerrastes el pico después de tanto charlar; ya empezaba a maliciar, al verte tan entonao, que traías un embuchao y no lo querías largar.

«Que él decida indicó Juan José tomando al muchacho y poniéndole en medio de la sala . Riquín, ¿quieres irte con tu madre?». Tan fuertemente negó con su cabezota, que se le cayó la mitra. En realidad es fuerte cosa que le propongan a un hombre abandonar su diócesis para irse con una mala mujer... «¿Que no, dices que no?». El chico dijo entonces claramente: «No quielo».

Marquesa está enojada con ella, y que es preciso que a salir del convento se decida. Insiste mucho en esto, ¿eh?; dile que nos vamos para Madrid, y que en la Corte del nuevo rey José I... ¡Demonio, eso que ha sonado es un tiro de obús!... Me parece que ha caído una granada en el techo de esa casa. ¿Una granada?

Tomè esta resolucion, fundado en que la animalada empezaba á perecer en aquella tierra, donde no pueden vivir si no seis ú ocho meses; en que con mi retiro se ahorran 600 pesos mensuales en sueldos y raciones de peones y capataces; en que los Portugueses, que conocen mejor que nosotros que el Igatimí es pestilencial en los últimos y primeros meses del año, no han de venir á lo menos hasta el Mayo pròximo, y en mi juicio en muchos años, ó hasta que se decida cual es el verdadero Igurey; y finalmente me fundo en que, habiendo ya dejado en Curuguatí todos los artículos de almacen que pueden entorpecer mi marcha, podré transferirme á dicha villa en el tiempo que los Portugueses, desde Igatimí, en caso que pareciesen, que es cosa que miro muy distante: y lo indica el decir, que ha pasado al Janeiro, con el fin de curarse, el astrónomo; siendo así que pudiera mas bien decirse que á buscar la muerte, porque San Pablo es el país de la salud, como el Janeiro de la enfermedad.

Bonifacio amaba el arte por el artista, admiraba a aquella gente que recorría el mundo sin estar jamás seguros del pan de mañana, preocupados con los propios y los ajenos gorgoritos. ¡Cómo hay valiente pensaba él , que se decida a fiar su existencia del fagot, o del cornetín o del violoncello, verbigracia, o de una voz de bajo segundo, con veinte reales diarios, que es lo más bajo que se puede cantar!

Yo, Señor, considero que el trozo de linea divisoria que me está asignado, no puede principiarse á demarcar hasta que quede acordado cuales rios son los Igurey y Corrientes, que, en mi juicio, son los Yaguarey, ó Monici, y el que creyeron Corrientes los demarcadores pasados, cuando subian para el Jaurú, segun lo hice entender al Señor D. José Varela, y este á V. E. Este punto, para nosotros muy interesante, será muy contestado de los Portugueses, y pasarán quizás años antes que se decida.

Fue Gravina a Madrid a decírselo a Godoy, previendo grandes desaires si no ponía al frente de la escuadra un hombre más apto; pero el Ministro le contestó cualquier cosa, porque no se atreve a resolver nada; y como Bonaparte anda metido con los austriacos, mientras él no decida... Dicen que éste también está muy descontento de Villeneuve y que ha determinado destituirle; pero entre tanto... ¡Ah!

3.o El presente estado de guerra no permite al pueblo la manifestacion sincera de sus aspiraciones; por lo cual los filipinos desean ardientemente que el Congreso Norte-americano vea algun medio de oirles, antes de adoptar una resolucion que decida en definitiva de su porvenir.